miércoles, 28 de diciembre de 2011

Divagaciones Universales





De: Laura Martínez Domínguez


La mujer se sienta en el diván anaranjado, esta exhausta, los últimos sucesos con rescates adheridos han ocasionado que haya decidido no salir del diván hasta nuevo aviso.

El gato salta al diván anaranjado uniéndose a la idea de no abandonarlo en todo el día, por lo que el reloj les marca un minuto por demás perezoso.

La araña despierta acomodada en el numero 12, y piensa en saltar hasta el numero 8, algo de infinito le vendría de maravilla. Sin embargo, el reloj ha instalado la manecilla grande precisamente sobre él, por lo que le impide de manera alevosa hacerlo.

Mientras en la cocina el libro rosado dice que los universales, universalia, son llamados también nociones genéricas, ideas y entidades abstractas. La mujer sabe que la idea proviene del personaje aquel salido de sus sueños, pero esta vez no envió caja y mucho menos cerdos metafísicos, el gato observa al vacío un tanto decepcionado.

El reloj marca un segundo desolador y Richard Hönigswald indica que el llamado "problema de los universales, ya desde Platón, pero sobre todo durante la Edad Media, ofreció una multiplicidad de temas y cuestiones.

El escarabajo ha regresado del jardín en el bolsillo de H. Collin quien al entrar a la casa indica que es conveniente considerar los universales en tres esferas: como arquetipos en la mente de Dios, como esencias en las cosas y como conceptos mediante los cuales hablamos de las cosas. Las posiciones adoptadas entonces en la cuestión de los universales dependen de las afirmaciones o negaciones que se formulen con respecto a cada una de tales esferas. La mujer lo escucha y se da cuenta de que inevitablemente su casa será invadida por todos aquellos que opinen algo sobre los universales.

Como T. Zigliara quien pone de manifiesto cinco de tales aspectos; llega con ellos en una gran bolsa y empieza a sacarlos y acomodarlos sobre la mesa de la cocina, junto al libro rosado y le dice que el primero es: El universal tal como existe en lo singular; el segundo es el universal lógico, es decir, el universal considerado formalmente o establecido formaliter; en otros términos, el universal como relativo, esencialmente ideal o como segunda intención, cuyos modos son los géneros y las especies; acomoda un tercero: El universal metafísico o considerado en sí mismo, llamado también universal directo, esto es, el universal bajo el modo fundamental; continua sacando y aparece un cuarto; en este punto todos los habitantes de la casa se preguntan por el numero de los aspectos, pero el filosofo continua impertérrito diciendo que El universal respecto al modo de concebir las cosas (distinto del universal respecto a la cosa concebida o universal metafísico), es decir, el llamado universal precisivo; el libro rosado les anuncia que solo falta uno más y el autor señala que El universal considerado concreta y abstractamente; universal también en tanto que objeto de la metafísica, pero bajo un distinto respecto.

La araña ha emprendido una campaña a fin de mover la manecilla grande del numero 8, pero el reloj la engaña haciéndole creer que lo ha logrado y un minuto después la instala de nuevo en el mismo sitio, la araña lo ha amenazado con empezar a llorar y ocasionar una inundación homérica… el reloj la ignora.

Así, y en medio de semejante drama, en donde la mujer no entiende la fijación de la araña por el infinito, llega Frege quien ha sido considerado como defensor de la posición realista, o como prefiera hoy llamarse, platónica. Esta posición fue mantenida por Russell, cuando menos durante la primera década de este siglo; muchos lógicos se adhirieron a ella o trabajaron, sin saberlo, dentro de sus supuestos. Veinte años después, autores como Chwistek, Quine,Goodman (y, más recientemente, R. M. Martin) abogaron por la posición nominalista frente a la posición platónica ( defendida, por ejemplo, por Alonzo Church). La mujer e incluso el reloj se sorprenden de lo rápido que pueden avanzar los años para hacer que en este tiempo presente se instalen todos en la sala a comer frituras transgénicas mientras toman jugo rojo.

Aparece Cassirer intentando mostrar que el problema de los universales es un problema aparente, surgido por el predominio de la noción de substancia y por la tesis de la relación sujeto-predicado implicada en ella. El gato abandona el diván únicamente para hacerlo rodar desde el dintel de la ventana.

La araña ahora llora y el reloj se debate entre permitirle saltar al número 8 y acabar con la inundación o simplemente dejar que la araña desista de su empeño pueril. En ese instante aparece Aarón, quien en un alarde de destreza intenta resolver el problema de los universales mostrando que un universal no es sino un principio de clasificación, determinado por el uso, y por los intereses del sujeto que clasifica, pero apoyado en el hecho de la "recurrencia" de los fenómenos.

La mujer continúa con su idea de no abandonar el diván anaranjado, y piensa en los universales en esas nociones generales, en esos entes abstractos que a ratos le recuerdan el sabor a goma que por cierto odia, por lo que despide a los últimos filósofos y se instala a pasar el día entero leyendo aquel que al tratar de infundir terror la divierte como nadie, esperando que el reloj le marque la hora exacta en que deba abandonar el diván para vivir una cita con el personaje de las partículas elementales.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Divagaciones Abstractas




De: Laura Martínez Domínguez


El gato come filosofía, pero no una cualquiera, sino aquella que tiene una presentación bastante particular: cuadros diminutos en rectangulares y pequeñitas bolsas resellables; la mujer las encontró en una de esas visitas furtivas a un gran almacén.

El reloj decidió adelantar las horas 30 minutos exactamente, así las manecillas están obligadas a hacer que el atardecer se apresure… el escarabajo que alguna vez quiso ser epistemológico, llega a la conclusión de que el reloj aburrido de la araña, lo toma contra él.

El personaje aquel salido de sus sueños le ha enviado una caja con un contenido por demás disparatado, en esta ocasión en lugar de contener un cerdo metafísico, contiene lisa y llanamente abstracción… la mujer se pregunta qué se puede hacer con semejante contenido…

A su auxilio llega Platón y le dice que la abstracción es el proceso mediante el cual se va ascendiendo de lo particular a lo menos particular para remontarse hasta una esencia o idea, la cual puede seguir considerándose como una abstracción, pero no como una "des-realización". El recuerdo de aquel sabor a goma de pronto toma sentido.

En esos instantes y mientras el reloj marca una mitad de hora de más, aparece la araña del numero 12, el frío la ha obligado a tomar baños de sol a fin de lograr calentar sus patitas… el escarabajo reclama su ausencia, pero son interrumpidos por Aristóteles quien se inclinó hacia una concepción más conceptualista de la abstracción, pero las ideas o formas obtenidas por abstracción no eran necesariamente para él meros signos mentales: representaban la realidad en tanto que objeto de ciencia.

La mujer se sienta en el diván anaranjado y piensa en la abstracción, esa palabra que le ha causado más problemas de los que alguna vez imaginó, quizá el exceso de imaginación es la causa.

Llegan los escolásticos, y en particular Santo Tomás, desarrollaron con detalle la doctrina de la abstracción. Ésta puede examinarse desde tres puntos de vista: el psicológico, el epistemológico o gnoseológico y el ontológico; todos ellos traen consigo bolsitas resellables con chocolates dentro, el gato se relame los bigotes, pero sabe que ocurrirá lo mismo que con las bergamotas: la mujer afirmará que el chocolate no es bueno para los gatos…

La mujer busca al libro rosado pero en su lugar aparece Guillermo de Occam para quien hay una abstracción que consiste en aprehender una cosa sin aprehender la otra (la blancura de la leche sin su sabor); una abstracción por medio de la cual se separa de lo singular un concepto universal; y una abstracción por medio de la cual se afirma un predicable de un sujeto sin afirmar otro predicable igualmente admisible como atributo, la mujer lo escucha pero se entretiene sacando un poco mas de abstracción de la caja.
La araña decide encontrar la salida del reloj, pero se sabe abstractamente sumergida en un encierro no elegido, además tiene curiosidad por saber que dirá Hamilton quien no solo llegó también con una bolsita resellable cuyo contenido es incierto, sino que además entendió la abstracción en relación con la atención. Señaló que "abstracción de y atención son términos correlativos, siendo el uno meramente la negación del otro. Reclamando una porción del contenido desconocido llega Dugald Stewart, para quien la abstracción es el "poder que tiene el entendimiento de separar las combinaciones que le son ofrecidas".

En el jardín los pájaros observan que Maritata indica que Hegel hizo mal uso de la abstracción, si es que no abusó de ella. En consecuencia, llegó a concebir por una abstracción distinta de la abstractio formalis metaphysica la idea del Ser, y por ello se encontró con una Nada y pudo identificarlas y "superarlas" mediante la noción del Devenir. Llega Hegel y al tratar de defenderse concibe a veces la abstracción como separación de lo concreto y particularización de las determinaciones de lo concreto. A veces estima que aunque la filosofía, por ocuparse de generalidades, estudia lo abstracto, semejante realidad es abstracta sólo en cuanto a la forma, pero en sí misma es concreta, ya que es unidad de diferentes determinaciones.

Los pájaros ríen ante semejante escena, eso de ver como los filósofos se acusan unos a otros los hace adorar el árbol de naranjo sembrado desde hace milenios en esa casa.

La mujer está siendo atusada por el gato a fin de que le permita comer chocolate, la mujer lo ignora, le repite lo que todos saben y el reloj acaba con la discusión marcando un minuto pasado y haciendo aparecer a Husserl quien ha definido lo abstracto y lo concreto no en virtud de su idealidad o realidad, sino en virtud de su separación o no separación de un todo, en función de su subsistencia o no subsistencia en un universal concreto. De este modo, "un abstracto puro y simple es un objeto que está en un todo con respecto al cual es parte no independiente.

Aparece A. N. Whitehead quien llega a un concepto de abstracción y a un método de abstracción —el "método de abstracción extensiva"— que permiten mediar entre lo abstracto y lo concreto y entre la abstracción y la des-realización. Dicho pensador entiende por 'abstracto' el hecho de que lo que es en sí mismo un "objeto eterno" —por consiguiente, su esencia— pueda ser comprensible sin necesidad de ninguna referencia a lo que llama una "ocasión particular de experiencia", es decir, a lo que en términos generales podría calificarse de "un concreto".

La mujer ha perdido la caja, estaba segura de haberla dejado cerca del diván anaranjado, pero resulta que ha desaparecido… arriban algunos lógicos cargando la caja y diciendo que la abstracción no se refiere a propiedades comunes a varios entes, sino a clases de objetos relacionados entre sí por alguna propiedad de acuerdo… la mujer reclama su caja y los despide del diván anaranjado.

Sin embargo, los lógicos se topan con Russell quien afirma que a la propiedad abstracta "dirección espacial", la reduciremos previamente a la relación transitiva, simétrica y reflexiva de "paralelismo entre líneas rectas", con lo cual la dirección de una línea es interpretada como la clase de líneas paralelas a esta línea; los lógicos y él deciden salir rápidamente y tomar una taza de té negro en el café de la esquina.

La mujer los ve saliendo de su casa y se percata que se han llevado parte del contenido de la caja.

El gato llega con Robert Feys en una oreja, quien se ha basado para ello probablemente en exposiciones de Alonzo Church, y dice que la noción de abstracto en lógica formalizada designa la operación que da origen a perífrasis abstractas. La mujer no tiene idea a que se refiere… el gato menos… y el reloj aun no recobra la exactitud, por lo que la araña les dice que en la puerta y fuera de tiempo, esta Locke quien considera que la abstracción generaliza las "ideas" particulares y evita usar una infinidad de nombres. Las ideas tomadas de entidades particulares "se hacen representantes generales de todas las de la misma clase".

La mujer por fin logra encontrar al libro rosado y este le dice que el acto de conocimiento puede ser absoluto o comparativo. El acto absoluto es una abstracción por medio de la cual se conoce la cosa misma "absolutamente" ("separadamente"), es decir, la cosa misma abstraída de toda relación con otra cosa… la mujer llega a la conclusión de que para variar, el libro rosado está particularmente confuso, por lo deja gritando sobre la mesa de la cocina.

El reloj marca un segundo que perdió la noción abstracta de lo que es la exactitud, el escarabajo decide regresar a su cojín hasta que el reloj le diga exactamente cuándo es antes del atardecer; la araña ríe ante semejantes declaraciones y le aconseja al escarabajo algo menos de abstracción y un poco mas de realismo… el gato está en la ventana observando al cuervo medieval ataviado con bufanda, y la mujer termina su taza de té de Jazmín obscenamente dulce y se dispone a partir hacia el frío de la ciudad, en la que por cierto ha caído la noche.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Divagaciones Matemáticas





De: Laura Martínez Domínguez


La mujer luego de sentarse en el diván anaranjado se da cuenta de que el personaje aquel salido de sus sueños le ha enredado una palabra en el cabello, palabra por demás complicada e incluso hasta olvidada… el gato juega con ella, la divide y luego trata de sumarla a sus debrayes con los pitagóricos quienes consideraban la matemática como la ciencia. Esto es comprensible si se piensa que la matemática era para ellos la ciencia de los números y de las figuras geométricas consideradas a su vez como la esencia de la realidad.

La mujer los ignora, no se permite concebir a la vida de esa manera, tan abstracta que en ocasiones te sepa a goma. Decide ir a la cocina y preparar chocolate con leche, espera que su calor le quite la sensación del sabor a goma.

El reloj marca un segundo pausado, el mismo en el que aparece Meyerson diciendo que constituye una de las varias posibles filosofías de la ciencia.

El escarabajo está en la mesa de la cocina pensando en que podría restar su tiempo de vuelo si el atardecer se dignara a multiplicar sus horas, en respuesta el reloj le regala un segundo apresurado, de aquellos que acaban con los atardeceres rápidamente.

El gato ha salido al jardín y se da cuenta de que los pájaros están particularmente quietos, incluso han logrado una tregua permanente con el cuervo medieval ataviado con bufanda, y se dan cuenta de que están ante una contienda particularmente numérica, en donde filósofos sin rostro toman diferentes posturas y se lanzan palabras y números a la cara.

Hay quienes afirman que los entes matemáticos existen antes de las cosas; tienen, pues, una realidad metafísica (u ontológica). Por eso tal posición es llamada también platonismo, aunque debe tenerse presente que no coincide con la doctrina del propio Platón, el cual consideraba con frecuencia que los entes matemáticos son análogos a las ideas, mas no se confunden con las ideas: son intermediarios entre la realidad sensible y la inteligible; para lo cual el filosofo llega, aclara la situación y se marcha sin decir una sola palabra más.

Otros afirman con fruición que los entes matemáticos tienen existencia solamente en tanto que poseen fundamento en la realidad, fttndamentum in re; son, pues, conceptos, pero no meras producciones de nuestra mente los entes matemáticos son solamente nombres, adoptados por convención y aplicables a la realidad por cuanto son en sí mismos vacíos de contenido.

Los observadores empiezan a cansarse, al parecer los filósofos sin rostro aun tienen palabras y números para rato… como los que afirman que los entes matemáticos son concepciones innatas, completamente independientes de la experiencia, aunque aplicables a ella o los que suponen que los entes matemáticos son obtenidos por medio de abstracciones efectuadas a partir de la experiencia; son, por así decirlo, idealizaciones máximas de nuestra percepciones; los entes matemáticos no existen, sino que "subsisten" o "consisten"; su modo de ser es el del objeto ideal sensibles; la mujer llega al final de la contienda con el libro rosado entre las manos y éste le dice que hay que distinguir entre el pensamiento matemático y el objeto del pensamiento matemático. La atención preponderante hacia el primero da origen a un formalismo; la atención preponderante hacia el último permite sostener una fundamentación existencial del intuicionismo.

El gato y la mujer entran a la casa y se encuentran con el logicismo, desarrollado por Frege y luego por Peano, Russell y Whitehead, en donde dicen que la matemática se reduce a la lógica. Seguido de ellos llega el formalismo, defendido por David Hubert, quien dice que la matemática puede formalizarse por completo; el método adecuado a tal efecto consiste en probar la no contradicción de las teorías matemáticas y de todos los sistemas logísticos apropiados a ellas, por ultimo llega el intuicionismo, defendido, entre otros, por L. E. J. Brouwer y Arend Heyting, puede hablarse de entes matemáticos solamente si podemos construirlos mentalmente… la mujer trata de simpatizar con alguno de ellos, pero hay de la matemática que no termina de gustarle, aunque sabe que es parte de la vida.

El reloj despierta a la araña empujándola hacia el número dos, la araña escapa de la manecilla y trata de recordar él porque un día como cualquier otro decidió investigar a donde conducía esa abertura y termino, aquí, atrapada en este reloj con tendencias malvadas… no logra hacerlo por lo que se pone al tanto de lo que ha pasado en la casa y el escarabajo le dice que se acaba de perder una contienda entre filósofos sin rostro que se les ocurrió aventarse con palabras y números… la araña lamenta haber dormido tanto.

El gato pide un llenado de tazón de neoplatónicos en cubitos, pero al entrar a la cocina encuentran a J. Schwartz, instalado sobre la mesa saboreando esferas con sabor a queso, y según dicho autor, "en su relación con la ciencia, la matemática depende de un esfuerzo intelectual llevado a cabo fuera de la matemática para la especificación de la aproximación que la matemática va a tomar literalmente".

La mujer y el gato lo ven marcharse y se preguntan por esa costumbre que tienen los filósofos de decir algo y marcharse, en respuesta el reloj marca una hora interrogante en la que Einstein entra y dice: "En la medida en que las proposiciones matemáticas se refieren a la realidad, no son ciertas, no son reales."

Dicha frase causa polémica entre aquellos agazapados en los rincones y empiezan a flotar las soluciones ante tal incógnita la primera es que la matemática puede aplicarse a la realidad, porque ella misma no dice nada: es como un marco vacío dentro del cual cabe todo; en este punto la mujer empieza a sentir escalofríos, después alguien dice que la matemática puede aplicarse a la realidad, porque resulta empíricamente de un examen de lo real; uno mas dice que la matemática puede aplicarse a la realidad, porque, como suponía Kant, los juicios matemáticos son juicios sintéticos a priori; y por último alguien agrega que la matemática puede aplicarse a la realidad, porque ésta es de índole matemática.
La mujer piensa que solo el personaje aquel salido de sus sueños pudo haberle enredado semejante palabra entre los cabellos, quizá una vez más trataba de que pensara con la abstracción suficiente como para entenderle… la mujer regresa al diván anaranjado y piensa que en definitiva las matemáticas no son sus favoritas y las trata de la manera más literaria que puede, el gato salta junto a ella y afirma que siempre preferirá la comida esférica por encima de la cubica, la araña observa como el escarabajo se aleja por la ventana hacia el jardín donde los pájaros celebran la huida del cuervo medieval ataviado con bufanda, en tanto que el reloj le marca a la mujer un minuto exacto para que tome sus cosas y se disponga a disfrutar una cita en compañía del personaje de las partículas elementales y una Palomilla Apocatastásica.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Técnicas y Divagaciones





De: Laura Martínez Domínguez


El reloj marca un minuto que anuncia una cita próxima… la mujer solo espera que el reloj le marque exactamente el minuto en el que debe partir…

El gato, luego de haber tenido días completos de aburrimiento por fin ha encontrado a un par de griegos que dicen que son filósofos y que además usaban el término técnica, para designar una habilidad mediante la cual se hace algo generalmente, se transforma una realidad natural en una realidad "artificial". La mujer les da oídos y busca al libro rosado…

La araña se enreda en la manecilla grande mientras Aristóteles afirma que la téchne es superior a la experiencia, pero inferior al razonamiento — en el sentido de un "pudo pensar", aun cuando el pensar requiere asimismo reglas.

Mientras el reloj marca el siguiente minuto con inusitada exactitud dado que llega Kant según el cual el "modo técnico" puede aplicarse no solamente al arte, sino también a la Naturaleza. Kant dice que la belleza de la Naturaleza revela una técnica de ella como sistema realizado de acuerdo con leyes. Kant distingue entre una technica intentionalis y una technica naturalis y llama "técnica de la Naturaleza" a la causalidad propia de la Naturaleza en relación con la forma de sus productos en tanto que fines.

La mujer se instala en el diván anaranjado y piensa en la técnica, y dado que el libro rosado esta perdido le pregunta a Spengler, quien por cierto esta junto a ella en el diván y le dice que la técnica es "la táctica de la vida". Spengler propone esta filosofía de la técnica a base de comparar el hombre con un "animal de presa". La mujer no queda del todo convencida de lo que dice el filosofo; por lo que se alegra cuando llega Ortega y Gasset indica que hay que distinguir en la evolución histórica de la técnica tres estadios: la técnica del azar, propia del hombre primitivo, accesible a todos los miembros de la comunidad y casi confundida con el repertorio de actos naturales; la técnica del artesano, propia de la Antigüedad y de la Edad Media, patrimonio de ciertas comunidades; la técnica del técnico, tal como aparece en la época moderna, y especialmente en la edad contemporánea, con la importancia adquirida por la "máquina" y la diferencia no sólo entre el técnico y el no técnico, sino también entre el técnico, el artesano y el obrero.

El gato pide un llenado de tazón al estilo cucharadas de cultura dionisiaca, pero la mujer solo logra encontrar figuras exactas de neokantianos, por lo que el gato las come con franca resignación, en días como hoy requiere cultura dionisiaca…la mujer lo entiende, pasó más horas de las debidas con el personaje aquel salido de sus sueños y ahora una apología socrática es la consigna a leer, sino será enviada a la reducción, una vez más, de la caricatura de sí misma… la mujer ríe, solo se puede traicionar una vez, a la siguiente ya es costumbre indiferente.

El reloj los hace salir de sus divagaciones y marca el segundo pegajoso en el que aparece Gilbert Simondon, quien ha tratado de mostrar que la idea según la cual la máquina es ajena al hombre procede de un desconocimiento de la máquina y de sus potencialidades más bien que de la estructura de la máquina y del maquinismo. La mujer riñe al reloj por interrumpir sus divagaciones, pero el reloj haciendo caso omiso hace rodar a la araña hasta el empolvado numero tres de donde desciende Pierre Ducassé, el cual ha llegado a escribir que "una educación de la libertad filosófica es posible en el mundo —y por el mundo— de los técnicos", por lo que hay que reaccionar contra un détachement spéculatif que no tendría hoy ni fundamento ni sentido, la mujer se rinde y regresa a la técnica, o al menos lo intenta porque en ese instante llega Heidegger con consideraciones acerca de la técnica y del mundo técnico que son notoriamente hostiles a ambos. El hombre interpela (stéllt) por la técnica a la Naturaleza, pro-vocándola. A ello llama Heidegger Gestell — término que designa un objeto útil, pero que Heidegger entiende como "detención y rebusca" (y que está relacionado con her-stellen, dar-stellen, etc.).

La mujer lo ignora, y se da cuenta de que Heidegger siempre hablará desde la traición, por lo que le pide al filósofo que abandone su diván anaranjado y piensa en la técnica como aquella habilidad de la que hablaban los griegos, o de su superioridad con respecto de la experiencia e inferior al razonamiento, como buscando un término medio entre ambos…

El gato salta al diván anaranjado afirmando que requieren reservas de cucharadas de cultura dionisiaca, la araña recuerda que debe buscar la salida del reloj pero se entretiene observando como el escarabajo epistemológico relata decepcionado su reunión en el club de los escarabajos solitarios que no sabían lo que es epistemología y la mujer toma sus cosas, se observa en el espejo y sale a la cuidad que le promete una noche donde lo que impera es el principio de incertidumbre.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Upanisad y Divagaciones.





De: Laura Martínez Domínguez


El reloj marca un minuto apresurado, sus manecillas amanecieron particularmente inquietas, él las deja hacer como quien sabe que es inevitable la hiperactividad.

El gato llegó del jardín con un filósofo en el hocico, el filósofo afirma estar perdido porque en realidad no sabe quién es… el gato lo suelta y lo atusa con una patita, el filósofo intenta correr pero aun se pregunta qué dirección tomar…

La araña encontró un orificio por el que la luz de una habitación continua se cuela sin piedad, la araña lamenta que sea tan pequeño como para poder escapar por el… si tan solo lograra encontrar su raña…

La mujer está en el diván anaranjado sumergida en un homicidio que pretende ser a sangre fría, pero cuando levanta la vista encuentra al libro rosado sobre el diván y le dice que Upanisad es término femenino, son consideradas tradicionalmente como la parte final de las brahmanas y, por consiguiente, como lo que se llama también Vedanta, entendido este término en el sentido de 'fin (anta) del Veda. La mujer se pregunta porque el libro rosado gustará de los términos incomprensibles.

El escarabajo ha regresado luego de varios días de vuelo, en donde al parecer fue a visitar el club de los escarabajos solitarios que no sabían lo que era epistemología, pero decidió regresar para consultar la hora y saber cuándo es antes del atardecer.

El gato ha abandonado al filosofo desconocido y emprende la búsqueda por el siguiente… el libro rosado continua diciendo que la expresión 'fin del Veda' puede entenderse de dos modos, ambos admitidos por los comentaristas: uno literal, según el cual designa el orden de colocación de los correspondientes escritos dentro de las brahmanas; otro interpretativo, según el cual designa la posición espiritual de tales escritos como culminación de la tradición védica, de la cual son en gran medida una aclaración y comentario… el gato salta sobre el libro rosado, pero se aburre rápidamente y lo abandona.

El libro rosado ha logrado despertar el interés de la mujer sobre la upanisad, además el termino es femenino, por tanto lo invita al diván anaranjado y el libro rosado le dice que el vocablo Upanisad significa etimológicamente 'el sentarse (sad) con devoción (ni) junto a (apa)' —junto a un maestro—, y alude probablemente a las explicaciones dadas en el curso de la enseñanza y transmisión de doctrinas sagradas; las Upanisad ofrecen con frecuencia un carácter especulativo — y hasta anti-ritualista. Más que los "comienzos de las brahmanas", los "fines, de las brahmanas" o Upanisad son, pues, el fundamento de muchos de los posteriores desarrollos filosóficos.

El escarabajo consulta al reloj, pero este le regala un instante incierto, de aquellos que solo son coleccionables cuando esperas a alguien… el gato ha encontrado a otro filosofo extraviado, no logra entender porque el día de hoy solo el libro rosado tiene algo que decir… la araña llora desconsolada porque aun no encuentra la raña…
La mujer escucha que el libro rosado le dice que es Característico del tipo de doctrinas que se hallan en las Upanisad es la serie de especulaciones sobre la Realidad Suprema o Causa Verdadera… la mujer entra en conflicto con aquello de la causa verdadera, la verdad siempre posee demasiadas aristas… el libro rosado continua diciendo que estas especulaciones pueden dar origen no sólo a concepciones metafísico-cosmológicas, sino también a interpretaciones traducibles a un lenguaje filosófico más estricto (como pasa con los conceptos de inmanencia y trascendencia; así en las Upanisad desarrollos relativos a los diversos modos de entrenamiento para conseguir el desasimiento de lo sensible, para levantar el velo que cubre la realidad y conocer ésta tal como verdaderamente es, para alcanzar la contemplación de lo Absoluto-divino.

La mujer deja al libro rosado y se pregunta si de verdad alguna vez logrará dedicarse a la contemplación para encontrar el absoluto divino, lo cierto es que lo divino no termina de convencerle, eso de contemplar la vida para estar al lado del maestro carece de la emoción que le proporciona lo mundano… el personaje aquel salido de sus sueños le recriminaría su falta de respeto hacia la contemplación y la trascendencia… la mujer ríe con pillería al darse cuenta que ya no le preocupa.

El gato llega francamente aburrido porque el día de hoy ni hubo ningún filósofo al cual atusar y los que llegaron estaban perdidos, por lo que salta al diván anaranjado decidido a dormir el resto de la mañana… la araña deja el orificio y la búsqueda de la raña y se divierte balanceándose en el numero 7, el mismo que una Palomilla Apocatastásica tuvo a bien invertir… el escarabajo emprende el vuelo aun con la confusión de si es o no antes del atardecer y la mujer abandona el diván anaranjada recordando que tiene puesto el disfraz de la profesión aprendida de memoria y por tanto es hora de salir a sumergirse en ella.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Divagaciones Biológicas




De: Laura Martínez Domínguez.


Dice el último cantautor que siempre es viernes, y en ocasiones el invierno saca su revólver y te encañona en las costillas, la mujer lo escucha como la última de sus obsesiones, de aquellas que le dan la certeza de que biológicamente se puede estar bien equilibrado.

El gato se ríe de la palabra biología, mientras el reloj marca uno de esos minutos cansados, de aquellos que requieren ser renovados antes que el hastío se apodere de ellos.

Y la araña piensa en que esta mañana no le interesa salir del reloj, encontrar la salida y mucho menos buscarla.

La mujer piensa en la risa del gato y el libro rosado le dice que en la época anterior a la constitución de la biología como una ciencia independiente, la relación mentada ha sido tan estrecha que se podía inclusive afirmar que la investigación biológica constituía una parte de la investigación filosófica. Así ocurre patentemente en algunas de las opiniones biológicas de los presocráticos, especialmente de Empédocles, los cuales aparecen trayendo consigo grandes bolsones, todos se preguntan por su contenido, pero nadie se atreve a aclarar la duda.

En un segundo tardío, el que marca un momento matutino, llega Aristóteles para quien la investigación biológica constituye una parte de la investigación física, la cual, a su vez, se basa primariamente en un análisis conceptual.

La mujer lo escucha, tratando de averiguar cómo es que el tema de la bilogía se instaló un día nublado, en donde una vez más un oxímoron flota en el aire… el libro rosado le dice que mientras la llamada filosofía natural es en gran parte de índole ontológica (con excepción quizá de la meteorología), la biología es en muy considerable medida "experimental". La mujer se rinde, además están haciendo experimentos en su jardín los de Teofrasto y sus discípulos sobre los animales y las plantas, muestran un carácter cada vez menos especulativo. Lo mismo ocurre en varios de los miembros de la escuela de los peripatéticos y especialmente en lasinvestigaciones efectuadas en Alejandría, el cuervo medieval ataviado con bufanda decide emprender el vuelo antes de que intenten saber que tiene bajo sus plumas, y los pájaros instalados en el árbol milenario están calladitos esperando que nadie note su presencia.

Mientras en la cocina hay una explosión democrática, ocasionada por los biólogos experimentales o especializados en alguna rama de la biología se manifiestan, por lo general, en favor de la opinión Biología y filosofía no tienen ninguna relación, pues la biología es una ciencia y la filosofía no lo es. Fundamento de esta opinión es el considerar que las ciencias solamente pueden relacionarse entre sí e inclusive que solamente las ciencias usan un lenguaje cognoscitivo. Los biólogos teóricos, los historiadores de la biología y muchos filósofos se adhieren a la opinión Biología y filosofía están relacionadas de alguna de las siguientes maneras: (a) la filosofía proporciona a la biología bases o epistemológicas o metafísicas u ontológicas o las tres al mismo tiempo; (b) la biología proporciona a la filosofía resultados que ésta puede elaborar y, sobre todo, interpretar en el marco de una ontología general, o de una metafísica general o inclusive de una concepción del mundo; la mujer entra a la cocina y trata de preguntarles qué es lo que pretenden al estar todos arriba de la mesa, pero es tanto el ruido que sus palabras se pierden, en un eco sin sentido… la mujer abandona la cocina y espera a que ellos terminen de discutir y salgan apresurándose despacio.

El reloj marca un minuto que denota impaciencia por una espera interrogante que es interrumpido por uno de los líderes de los biólogos experimentales que es Maritain, con su doctrinade la distinción entre lo ontológico y lo empiriológico; acompañado de uno de los biólogos teoricos J. H. Woodger, con sus análisis semánticos, en especial sobre los enunciados teóricos de la biología.

La mujer se instala en el diván anaranjado, el gato juega con los últimos filósofos-biólogos haciéndolos resbalar por el lavabo, el escarabajo anunció que los días nublados son para pasear, por lo que anuncio su partida a manera de crónica, la araña también desearía hacer lo mismo, pero dado su encierro en esta libertad del reloj, tiene que conformarse con ver las nubes por la ventana; el libro rosado esta sobre el televisor que recientemente perdió el sonido… la mujer decide salir de su espera interrogante y dirigir sus pasos hacia otro sitio, hacia donde la ciudad la invite.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Errores y Divagaciones.





De: Laura Martínez Domínguez


El reloj marca un instante efímero, de aquellos que se viven una tarde, en un regreso, en el placer deliciosamente clandestino y prohibido; la mujer los escucha y simplemente evoca imágenes conocidas, el gato la encuentra en el diván anaranjado anotando algo en su diario.

Sin embargo, en la casa lo efímero es intrascendente dado que el gato ha arrastrado a Zenón y a algunos sofistas que dicen que solamente puede hablarse del ser. Del no ser no puede enunciarse nada. Por lo tanto, el error es imposible. La mujer no los entiende, las huellas de los instantes efímeros aun permanecen y por tanto los seres y los errores no encuentran cabida.

La araña despertó luego de aquellos instantes efímeros, recordando que debe buscar la salida del reloj, pero se distrae con la llegada de un Estagirita que dice que nos equivocamos en la posición de los términos. Pero también erramos en el juicio expresado sobre ellos. Ahora bien, como, según el Estagirita, nosotros vemos las cosas particulares por medio del conocimiento de lo general, el error es posible sin que nuestro error y nuestro conocimiento sean mutuamente contrarios, la mujer intenta entenderlo y no cometer errores.

De pronto, aparecen los escolásticos junto con un minuto que trata de no evocar a la furia ya inexistente, y dicen que el problema del error es examinado dentro de la cuestión de la certidumbre; en rigor, el error puede ser entendido únicamente cuando hemos puesto en claro las diferentes formas en que puede darse la verdad y, en particular, esta forma peculiar de hallar lo contrario a la verdad que es la decepción y la desilusión. Los escolásticos dicen por ello que el error se opone a la verdad. Si la verdad es coincidencia entre el juicio y la cosa juzgada, el error será la discrepancia entre ellos.

El gato entra a la sala y se da cuenta de que el televisor esta encendido, pero ha perdido el sonido, la mujer lo mira con terror, no debe de haber cosa más horrible que perder la voz y las palabras, pero llega Descartes quien al parecer merece, sin embargo, una atención especial a causa del carácter extremo a que llevó su tesis en parte anticipada por Juan Duns Escoto, quien no llegó y solo envió una nota, según la cual el error reside en el acto de la voluntad que se pronuncia sobre el juicio y no en el propio juicio. Ello se debe a que Descartes establece previamente una separación entre la aprehensión de ideas y "una cierta potencia de juzgar". Esta última es potencia de conocer o potencia de elegir (o libre albedrío). El error se debe a alguna imperfección en estas potencias. La mujer se pregunta si verdaderamente poseeremos una potencia de elegir o de conocer… el gato llega relamiéndose los bigotes, quizá encontró filosofía sin autor comestible.

En el minuto en que los instantes efímeros terminan aparecen Muchos autores que insisten en que no es legítimo confundir simplemente el error con la ignorancia, aun en el caso de que se suponga que el primero procede de la segunda. En efecto, mientras la ignorancia es una falta de conocimiento, el error supone previamente un conocimiento acerca del cual hay error. Con ello se admite que el error es, en cierto modo, algo positivo. Estos autores sin rostro, son definitivamente más claros que Descartes, por lo que la mujer les invita a comer fruta en trocitos en la mesa de la cocina, los autores aceptan, pero el reloj les marca un minuto que al parecer quiere contar la historia del futuro por lo que los autores se apresuran a abandonar la cocina lentamente.

El escarabajo se ha encontrado perdido dentro del bolsillo de Víctor Brochard quien ha indicado un "problema del error", que se desvanecería tan pronto como se supusiera que el error es simplemente una carencia. Al parecer la idea de la carencia en el error es recurrente, la mujer tendrá que analizarlo en el diván anaranjado, por lo que se dirige a él.


El diván anaranjado está siendo ocupado precisamente por el libro rosado quien le dice que en efecto, la existencia del error supone una cierta forma de relación con la realidad y, por consiguiente, envuelve todos los problemas clásicos acerca de la relación entre el ser y el no ser, paralelos a las cuestiones suscitadas acerca de la relación entre la verdad y el error. Brochard señala, por ejemplo, que dichos problemas han recibido tres soluciones y que de cada una de ellas depende la concepción que se tenga acerca del error. La primera solución —ya antes mencionada— es la que, con Parménides, Spinoza y otros autores, elimina el error al eliminar el no-ser: sólo la idea del ser, que es además la única existente, es verdad. La segunda solución es la que afirma que tanto el ser como él no ser son. Por lo tanto, habiendo una forma "atenuada" de ser que son los posibles, el error posee a su vez una cierta realidad: "un pensamiento falso —escribe Brochard— sería la aparición en el mundo actual de un fragmento de esos mundos posibles a los cuales la voluntad divina ha rehusado la existencia" El error sería en tal caso, como en Descartes y Leibniz —bien que de diferentes maneras—, una privación de inteligibilidad. Una tercera solución sostendría, en cambio, que no hay una verdad, sino que hay verdades. El error sería entonces algo real, que podría definirse como la representación de existencias inacabadas. Brochard estima, uniendo lo más plausible de las citadas tesis, que la existencia del error no es una privación de inteligibilidad, sino de voluntad. Pero, a su vez, el error no sería posible si no hubiese en un ser, el hombre, una unión de voluntad y entendimiento. Por eso se podría decir que "lo que hace posible el error en sí mismo es la unión en el mundo de la idea y de la voluntad". No habría error con la sola inteligencia y sin la voluntad. Y por ello "el principio metafísico del error es la libertad.

La mujer baja al libro rosado y se repantiga en el diván anaranjado, piensa en el error, y al mismo tiempo en el ser que no puede existir lejos de sí mismo, en la carencia de juicio o de conocimiento, en la ignorancia que no es error si no solo falta de conocimiento, pero que existe un abismo, y de pronto su profesión aprendida de memoria le dice que error también puede significar un vicio del consentimiento, dado que es una dirección de la voluntad contraria al evento.

El gato empuja al libro rosado mientras este dice que el error sólo se da en la esfera de las proposiciones y de los juicios; el engaño sólo se da en la esfera de las percepciones.
La araña deja de buscar la salida y se declara encerrada en esta libertad poblada de segunderos, el escarabajo se da cuenta de que hoy es siempre, en tanto el reloj marca una vez más la historia del futuro, por lo que el gato se apresura despacio a comer filosofía sin autor… la mujer encuentra la palabra oxímoron y con ella el recuerdo del personaje de las partículas elementales, mientras juega con el personaje aquel salido de sus sueños…

viernes, 18 de noviembre de 2011

Palingenesia y Divagaciones.





De: Laura Martínez Domínguez

El gato entra en la cocina y pide que su tazón sea llenado con diminutas esferas de neopitagóricos, la mujer los busca en la alacena y piensa que quizá ha sido mala idea comprarlos por cajas, en cantidades descomunales, el gato tiende a ser obsesivo con la comida esférica.

El reloj marca un minuto conocido, el del pasado que abrigaba furia y desolación, marca ese minuto en donde te enfrentas con el objeto mismo de la comparación… la mujer toma ese minuto y se lo guarda en el bolsillo, sabe que más tarde lo verá de nuevo.

El escarabajo que alguna vez quiso ser epistemológico, ha regresado a su obsesión por el cojín, incluso ha trasladado algunas de sus pertenencias para sentirse particularmente en casa.

La mujer decide instalarse en el diván anaranjado, en esta ocasión las emociones se le escurren por entre las hendiduras de la indiferencia, por entre el olvido y la carencia de amor, sin embargo, el libro rosado está arriba de la mesa de la cocina gritando que renovación, regeneración o renacimiento, se llama a toda reaparición periódica de los mismos hechos, de las mismas vidas o de las mismas almas. La mujer no logra entender, además la voz se distorsiona a través de las paredes, pero la idea empieza a interesarle.

Así aparecen los pitagóricos para quienes la palingenesia de las almas constituye la base para la afirmación de la palingenesia de los mundos; detrás de ellos vienen los estoicos para quienes en cambio, la creencia en una palingenesia o eterno retorno de los mundos permite afirmar la existencia de una palingenesia de las almas… la mujer escucha esta palabra, sube al gato al diván anaranjado, y se pregunta si podrá tatuarse a la palingenesia en la piel, si podrá renovar y regenerar su alma en el eterno retorno de su mundo.

En ese momento, en el que el reloj intenta marcar una de esas horas tediosas, llega Charles Bonnet quien defiende la persistencia de la substancia pensante a través de la regeneración de los cuerpos, regeneración que se hacía posible gracias a sus gérmenes indestructibles. Así la palingenesia permite a Bonnet acordar su creencia en la inmortalidad con el materialismo a que le conducían sus análisis psicofisiológicos. El gato lo observa interrogante y a la mujer le asusta un poco su idea de los gérmenes indestructibles…la araña en cambio se ha enredado con la palabra añorar, todos se preguntan de dónde salió esa palabra pero la araña no tiene una respuesta coherente que ofrecerles.

El libro rosado dice que la palingenesia puede entenderse asimismo en el sentido de una creencia en la persistencia de la humanidad a través de los ciclos históricos, tal como la establece Vico, quien por cierto llega vestido de verde limón, pero no llega solo, sino que vestido de naranja radiante llega Pierre Simon Ballanche quien la formula de la siguiente manera: la sociedad es en tal caso el elemento que persiste a través de los nacimientos y de las decadencias históricas, las cuales conservan siempre los gérmenes que resucitarán y se desarrollarán en las posteriores formaciones sociales.

La regeneración, la palingenesia flotan por toda la habitación donde se encuentran la mujer, el gato y el diván anaranjado, flotan y los sumergen a ellos, sobre todo a la mujer, en el deseo de regenerarse, de cambiar de piel y emerger.

La araña se desenreda de la palabra añorar y salta sobre la manecilla grande esperando no volver a caer en sus redes… pero el reloj juega con ambas y en cada segundo que marca las hace cambiar de postura.

En el jardín, el cuervo medieval ataviado con bufanda, atusa a los pájaros que habitan el árbol de naranjo milenario, para que se alejen de la rama más alta y más cómoda, los pájaros piden argumentos para ello…

En el minuto enredado en la añoranza o en la araña que a ratos ora, llega Vincenzo Gioberti según el cual, la palingenesia, es decir, el "Renacimiento final", nunca completamente alcanzado, de la Humanidad, tiene que llevarse a cabo por medio de la potenciación de todas las facultades humanas y por medio de la gradual transformación de lo sensible en realidad inteligible. Su idea es demasiado desoladora como para que los habitantes de la casa, le crean una palabra, por lo que el filósofo sale por la puerta de la cocina, sin agregar una nada más.

El gato ha encontrado ideas profanas y se divierte haciéndolas rodar por la sala, el escarabajo epistemológico emprende el vuelo antes del atardecer y sin aviso alguno, la araña dejo de orar y de añorar, el reloj marca un segundo solo para no perder la costumbre y después de ello se suspende porque le ha parecido oír treinta campanadas, en tanto que al parecer el cuervo no encontró los argumentos exactos para convencer a los pájaros del árbol de naranjo y ha emigrado a otro árbol menos poblado.

La mujer encuentra al minuto de la furia y de la desolación, lo observa detenidamente y un segundo después se deshace de él, la palingenesia la motiva a cambiar de piel y renacer como aquello que siempre quiso ser…

viernes, 11 de noviembre de 2011

Hábitos y Divagaciones




De: Laura Martínez Domínguez

El gato esta sobre el televisor, hace una semana que esta sobre él, la mujer ha tratado de convencerlo con llenados de tazón rebosantes, pero al parecer el gato busca algo… algo que perdió quizá en otra vida.

La mujer lo deja, y se acomoda en el diván anaranjado entonces el reloj le marca una hora que carece de nostalgia y está llena de dudas… la mujer piensa en los hábitos de sus últimos días, en aquellos que no se puede arrancar fácilmente, porque siempre termina volviendo a ellos.

Busca al libro rosado… lo encuentra debajo del diván anaranjado… hurga entre sus páginas y sin saber exactamente cómo, aparece Aristóteles quien introduce este término al hablar del post-predicamento de la oposición. La mujer los mira interrogante, pero Aristóteles le dice que tiene una cita con Platón, que en realidad no puede quedarse aun y cuando muere de ganas por explicarle.

En el jardín están los Estoicos quienes llegaron cargando su propio hábito el cual es el estado de la materia inorgánica en tanto que sus elementos se hallan fuertemente unidos en un compuesto. El hábito une estos elementos de un modo más fuerte que la mera conjunción de elementos discretos y aun que la contigüidad… la mujer piensa que quizá sea la razón de que ella siempre vuelve a sus antiguos hábitos…

El libro rosado le dice que lo más común es distinguir entre el hábito como predicamento o categoría y el hábito como una de las cuatro especies de cualidad de que habló Aristóteles (las otras especies son: las facultades o potencias activas, las receptividades o potencias pasivas, y la forma en cuanto configuración externa)… la araña despierta en este momento, y grita porque ella tenía ganas de ver a Aristóteles… el libro rosado continua diciendo que como categoría, el hábito es una dispositio del ente. Como cualidad, es un modo como algo o, más específicamente, alguien tiene —habet— una cosa o, mejor dicho, una característica… la araña huye al número 12 a planear una venganza contra el libro rosado por no haberla dejado continuar con su queja.

El escarabajo vuela cerca de la puerta, donde también esta Santo Tomas quien define al hábito como una cualidad, por sí misma estable y difícil de remover, que tiene por fin asistir a la operación de una facultad y facilitar tal operación… la araña se distrae con el escolástico y olvida que debe vengarse de un libro rosado… la mujer los observa y se pregunta cómo es que el hábito puede ser una cualidad, lo que si le queda claro es la parte de difícil de remover.

El gato baja del televisor únicamente para aplastar ligeramente y con la pata a Occam quien dice que el que el hábito no es una relación, sino una cualidad absoluta.

La mujer se instala de nueva cuenta en el diván anaranjado, casi había entendido el concepto de hábito, pero de nuevo Occam se encargó de volverlo difuso ¿Cualidad Absoluta? La mujer se detiene en este punto hasta que llega el sentido psicológico que predomina en Locke, quien escribe que es ese poder [potencia] o habilidad en el hombre de hacer cualquier cosa, cuando ha sido adquirido mediante frecuente ejecución de la misma cosa, es la idea que llamamos hábito, la cual cuando va hacia adelante y está dispuesta en cualquier ocasión a convertirse en acción se llama disposición… Hume en cambio llega con un cierto predominio de lo gnoseológico, el cual trata del hábito o costumbre… la mujer trata de retenerlos e incluso de hacerlos tomar té a cambio de que sigan hablando, pero ambos filósofos abandonan la casa.

El reloj marca un minuto de aquellos que se te quedan pegados sobre la piel, de los que sientes que jamás podrás olvidar… y con ese minuto entran los sensualistas, los filósofos del sentido común y los ideólogos quienes se ocuparon a menudo de la cuestión del hábito, casi siempre en sentido psicológico… lo cual es lo único que aclaran, toman galletas de la alacena y salen por la puerta de la cocina.

La mujer decide salir al jardín, donde además de los pájaros instalados en el naranjo milenario esta Maine de Biran quien consideró que el hábito representa una atenuación del esfuerzo, y con ello un paso hacia lo inconsciente… la mujer le pide que se lo repita… el filosofo la observa un momento y cuando está a punto de repetirlo entra Ravaisson diciendo que el hábito es, pues, una disposición respecto a un cambio engendrada en un ser por la continuidad o la repetición de este mismo cambio. La mujer los deja, entra a la casa y descubre que el gato ha abandonado el televisor, pero ahora juega con Jacques Chevalier quien en un intento desesperado por huir del gato, dice que el hábito no es propio sólo de lo viviente. Toda realidad puede tener su "hábito", es decir, tener impreso en su ser actual la huella de su pasado. Por tanto, el hábito se da también en la realidad inferior. La mujer lo libera del gato.

El escarabajo emprende el vuelo o al menos eso intenta, porque Zubiri, lo pone en la plama de su mano mientras afirma que la habitud "es el fundamento de la posibilidad de toda suscitación y de toda respuesta" de un ser viviente.

La mujer los deja esperando que abandonen la casa pronto y se instala en el diván anaranjado pensando en sus propios hábitos, en esas cualidades absolutas fuertemente arraigadas a su ser viviente, sabe que debe de dejar algunas, como ese hábito de perdonar siempre a aquel ser salido de sus sueños que ha tomado el hábito de hacerla enojar hasta la depresión o la desesperación según el día o la hora o lo que diga su reloj… sabe que existen muchas cosas que podría enumerar y hacer una lista, pero tiene el habito de luego no cumplirla… la mujer respira y espera a que el reloj le marque un minuto más, esperando quizá poder adquirir nuevas cualidades.

El reloj marca un segundo, la araña busca la hendidura por la que podría salir del reloj y encontrar a más como ella, olvidando por completo su antigua venganza y con ella a Aristóteles, el gato salta al diván y la mujer lo acaricia pensando que en ocasiones la vida debería ser así de simple… sin tantos hábitos.

martes, 8 de noviembre de 2011

Génesis y Divagaciones



De: Laura Martínez Domínguez


La mujer está en el diván anaranjado, al parecer la enfermedad se ha apoderado de su pequeño ser o quizá solo es el cansancio que hace estragos en él, no lo sabe, por lo que ha pasado el día entero tratando de entender a que se debe su enfermedad, cuando los síntomas son confusos.

El reloj marca un minuto cualquiera, de aquellos en los que no ha tenido que reparar en todo el día… la araña en cambio se esconde de cada minuto marcado por el reloj.

El gato ha aparecido lamiéndose los bigotes, la mujer intuye que ha encontrado algo de filosofía debajo de la mesa y ha decidido comerla lentamente.

Alguien toca a la puerta y es Jean Beaufret quien llama la atención sobre un modo de pensar que consiste en "remontarse o descender a las fuentes, la mujer no sabe a qué se refiere, quizá deba hurgar un poco más en la idea… busca al libro rosado, pero no logra encontrarlo, quien aparece en su lugar es Nietzsche cargando los volúmenes completos de El origen de la tragedia en el espíritu de la música y La genealogía de la moral, en donde se pregunta por el origen de nuestros conceptos morales y menciona al efecto "los psicólogos ingleses" a los cuales "se deben los únicos ensayos realizados hasta el presente de escribir una genealogía de la moral". Esta genealogía no es simplemente una historia (aun cuando pueda, y aun deba, suponer una historia): es un buceo en el ser del hombre como ser histórico.

La mujer se instala nuevamente en el diván anaranjado y piensa en el origen, en el génesis que hace que todo inicie, que todo tome forma… así Dilthey le dice que el fondo del cual emerge toda "génesis" es "la vida".

Beaufret al parecer no se fue sino que hizo una parada en la cocina, encontró frituras transgénicas en la alacena y ha puesto de relieve que hay en Heidegger una auténtica preocupación genealógica. Ésta se manifestaba ya en El Ser y el Tiempo como investigación a partir de "una fuente más esencial". En otras obras de Heidegger esta tendencia se ha acentuado. El interés por el Rückgang, por "el regreso al fundamento", por el "fondo del fondo" (o "razón de la razón"), Grund des Grundes, parece ser una constante en el modo de pensar de Heidegger. La mujer no le escucha, aun conserva la idea de que Heidegger habla desde la traición, por lo que lo deja en la cocina.

Encuentra al gato jugando con Grund quien afirma que la filosofía consiste de este modo en un constante regresar a su origen en cuanto fondo, el filósofo trata de ser liberado pero la mujer se percata que el gato se ha prendado de él, por lo que le concede un poco mas de diversión además Beaufret ha salido de la cocina con una tacita en las manos diciendo que "La génesis se limita a desarrollar una serie de transformaciones por medio de las cuales se efectúa, según leyes naturales, el paso de un estado a otro. La genealogía, en cambio, implica una hermenéutica más esencial.

La mujer se pregunta cuál es el génesis de este día en donde estuvo obligada a permanecer en un solo sitio, en reposo de una enfermedad sin síntomas específicos, quizá el génesis de este día sea el cansancio acumulado por días, el reloj marca otro minuto sin importancia y el gato salta al diván anaranjado afirmando que los pájaros que viven en el jardín están haciendo más ruido que el acostumbrado.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Fantasías Divagantes





De: Laura Martínez Domínguez

La mujer está esperando, lo cual odia… el gato salta al diván anaranjado y le dice que en el jardín están las cuatro ardillas sordas… la mujer no le escucha, empieza a pensar las razones por las cuales el personaje de las partículas elementales es incapaz de acudir a una cita adecuadamente… su mente divaga y el libro rosado le dice que el término 'fantasía' procede del griego y que se traduce de varios modos: 'aparición', 'acción de mostrarse', 'espectáculo', 'representación'.

El reloj marca un minuto por demás exasperante, la mujer lo mira y quisiera que se suspendiera, la araña ríe ante el deseo de la mujer, todos los habitantes de la casa saben que el reloj suele hacer lo que le viene en gana.

De pronto aparece Platón y usó el término fantasía y términos semánticamente relacionados con el mismo en varios pasajes de sus diálogos. La fantasía es la representación que surge del "aparecer" y en este sentido se contrapone al conocimiento del ser o de la realidad. La mujer lo escucha y piensa que quizá el personaje de las partículas elementales esta en un lugar lejano donde la comunicación es imposible, aunque la tengas en el bolsillo.

El gato trata una vez más de que la mujer escuche que en el jardín está el cuarteto de ardillas sordas, pero es interrumpido por Aristóteles, quien afirma que la fantasía ["imaginación"] no puede ser equiparada ni con la percepción ni con el pensamiento discursivo, bien que no haya fantasía sin sensación ni juicio sin fantasía. La fantasía radica en nuestro poder de suscitar ("conjurar") imágenes aun cuando no se hallen inmediatamente presentes los objetos o fuentes de las sensaciones. La mujer mira una vez más el reloj pero este al marcar las 3:21 termina por evocar las imágenes mas desesperadas.

El escarabajo no ha querido volar en días, resulta que encontró un cojín del cual se ha prendado y ahora es imposible e impensable que lo deje, por lo que sí es antes o no del atardecer, ciertamente lo tiene sin cuidado.

El reloj marca las 3:23 y la mujer imagina que el personaje de las partículas elementales ha sido capturado por la Santa Inquisición, y ahora está sufriendo toda clase de torturas, sin embargo, en esos momentos entran muchos autores medievales que emplearon los términos phantasia e imaginatio (imaginatio fue el vocablo latino por medio del cual se tradujo fantasía, dándoles con frecuencia un sentido similar, si no idéntico. La mujer los mira con extrañeza y les pregunta si han visto al personaje de las partículas elementales… ninguno le responde, además entran mas autores, especialmente los que seguían la tradición neoplatónica, y consideraron a la phantasia como una actividad de naturaleza intelectual, o predominantemente intelectual.

La mujer escapa hacia el diván anaranjado, ya que el reloj le marca las 3:27, pero en el camino se tropieza con algunos autores que al parecer andan siguiendo a San Agustín y estimaron que la fantasía es una vis animae de carácter inferior, más vinculada a la sensibilidad que al intelecto… la mujer piensa en sentir que el personaje de las partículas elementales ha sido víctima de una abducción extraterrestre… no lo logra, por lo que se instala en el diván.

El reloj marca una vez más el minuto de la desesperación, de la espera y con él llegan Santo Tomás y los autores tomistas quienes tomaron como base los análisis aristotélicos. Por lo que ahora es común entre los tomistas distinguir entre una fantasía sensible y una fantasía intelectual. Pero la tendencia predominante era la de estimar la phantasia como una facultas sensitiva.

La mujer acaricia al gato imaginando que quizá fuera de su casa ha ocurrido una catástrofe y solo su morada ha sobrevivido, pero Dilthey, la interrumpe y le dice que la fantasía poética es el fundamento de la creación libre, en virtud de la energía propia poseída por ciertas vivencias. La mujer debe de admitir que nunca ha estado en una catástrofe, por lo que descarta la idea.

El gato encuentra a Müller-Freienfels, agazapados debajo del diván, y los oyen cómo distinguen entre la fantasía creadora y la fantasía lúdica. La primera engendra posibilidades de representación (y tiene un sentido muy parecido al aristotélico); la segunda juega libremente con las representaciones y hasta puede producir representaciones "nuevas". El gato los abandona, y corre a la cocina esperando que su tazón sea llenado de figuras perfectas de autores medievales.

La mujer esta buscándolos en la alacena cuando el reloj le marca las 3:34 y al saberse ignorado, marca el siguiente minuto, las 3:35 resuenan en la casa ensordeciéndolos a todos, incluyendo a Croce quien ha destacado el carácter productor de la fantasía en el campo artístico, a diferencia del carácter combinatorio de imágenes de la imaginación llamada asimismo productiva.

La araña se cuelga en la manecilla grande, en ocasiones le gusta jugar con el tiempo, sobre todo con aquel en el que la mujer espera y además aparecen personajes como Jakob Frohschammer, el cual admitió un principio único y fundamento de conocimiento, la llamada Phantasie, fundándose en algunas doctrinas idealistas estimó que sin el principio de fantasía no puede entenderse ninguna novedad y ningún cambio en el universo.

De pronto y cuando son las 3:37 el libro rosado afirma que la fantasía es el principio del mundo como ser "orgánico" y del alma como ser "espiritual". Es asimismo el principio de Dios, el cual produce el mundo por medio de la fantasía.

La mujer luego de alimentar al gato con autores medievales, decide que el reloj puede marcar los minutos que desee, porque ella ha dejado de esperar, además no tiene ningún sentido preocuparse por alguien que quizá este en una aldea lejana usando un sombrero ridículo, al más burdo estilo de filme francés, por lo que toma sus cosas, deja de esperar al personaje de las partículas elementales y sale a la ciudad sintiendo que el tiempo no existe.

lunes, 24 de octubre de 2011

Demonios y Divagaciones.




De: Laura Martínez Domínguez


La mujer ha encontrado a Platón y a Jenofonte en el jardín dialogando, pero sobre todo refiriéndose al llamado demonio de Sócrates. Recordando también, el pasaje más célebre al respecto que se halla en la Apología de Sócrates, cuando, al explicar el filósofo por qué, no obstante interesarse por los asuntos de cada ciudadano (o, mejor, de cada hombre) no se ha ocupado de los de la ciudad, indica que el motivo de ello reside en que algunas veces emerge de él algo divino, demoníaco, daimonion que desde su infancia una voz, se hacía oír a veces en su interior para empujarlo a no hacer lo que había estado a punto de hacer — si bien no empujándolo nunca hacia la acción.

La mujer los deja en el jardín y se dirige hacia el diván anaranjado, donde está el gato jugando con las ideas que en ocasiones saltan de los cajones de la cocina y junto a él está el escarabajo quien regresó luego de varios días de extravío aéreo.

El reloj les marca una hora impaciente, de esas que solo se conocen cuando han sido largas las horas estacionado en un mismo sitio, y la mujer consulta al libro rosado con el fin de que le aclare qué es exactamente un Daimon y este le dice que el "demonio" de Sócrates es, pues, una "voz". La cual puede interpretarse de varios modos. Por un lado puede insistirse en el aspecto "externo" de tal voz, atribuyéndola a una entidad divina que providencialmente susurra al hombre ciertos imperativos. Por otro lado puede insistirse en el aspecto "interno" de la voz, en cuyo caso suele identificarse con la conciencia moral en el sentido más individual y subjetivo de ella. Finalmente, puede concebirse la "voz demoníaca" como la expresión de la vocación intransferible de cada hombre, adoptándose en tal caso el punto de vista existenciario, al cual nos hemos referido en el citado artículo sobre la conciencia moral.

La araña los escucha y añora que el reloj tenga un demonio que le diga que las horas inciertas confunden los días con las semanas y los meses con los segundos. El reloj a modo de respuesta le marca un segundo violento que la hace rodar hacia aquella hendidura que creía olvidada.

La mujer escucha al libro rosado decir que el sentido a veces mitológico, a veces teológico, de 'demonio' aparece, en cambio, claramente en una serie de concepciones que pueden suscitar interés filosófico.

Por lo que aparecen autores neopitagóricos, platónicos eclécticos antiguos y neoplatónícos como Numenio de Apamea, Plutarco, Plotino, y una larga lista, los cuales elaboran textos que se basan por lo común en tradiciones mitológicas griegas, pero han sido objeto usualmente de múltiples interpretaciones filosóficas; dado que los demonios son concebidos a veces como "intermediarios", a veces como "divinidades inferiores" ("genios" buenos o malos, favorables o desfavorables), en ocasiones como "personalidades divinas" a las cuales estamos ligados, de tal forma que cada uno de nosotros tiene su propio "demonio" — o "genio". Esta demonología es con frecuencia muy compleja, siendo difícil hacer el deslinde entre mitología y especulación conceptual.

La mujer los deja en la cocina y se dirige hacia el diván anaranjado, donde piensa en adoptar un demonio que le diga lo que es correcto, pero luego la analogía con aquella conciencia que ella dejó olvidada en un momento crítico de su vida, la hace reconsiderar un poco más la idea.

Además, y cuando el reloj marca un minuto casi próximo a la partida, aparecen las ideas surgidas en el judaismo y luego, sobre todo, en el cristianismo, en donde el demonio es concebido aquí como "agente del mal"; así los demonios son los ángeles que se han rebelado contra Dios bajo la dirección del Maligno por antonomasia, Satanás. Este es el Adversario por excelencia, el Acusador o Tentador descrito en el Antiguo Testamento bajo la forma de la serpiente, el Mentiroso de que habla el Apocalipsis. "La liberación del mal" que se pide en el Padrenuestro es, en rigor, "la liberación del Maligno", introductor y director del mal en el mundo, incapaz de atacar directamente a Dios, pero ocupado incesantemente en roer su obra, en deshacer su plan de salvación. Nada sorprendente, pues, que el Maligno (el Demonio) deba ser exorcizado y que se pida al hombre "renunciar a Satanás". Jesús ha venido para expulsar al Príncipe de las Tinieblas, al Maldito.

Por ello la mujer reconsidera la idea de adoptar un demonio, porque suele suceder que ambos bandos son particularmente seductores… el gato salta al diván anaranjado y le dice que las ideas con las que jugaban han cambiado tanto de forma que se han tornado inentendibles, por lo que las ha guardado nuevamente en el cajón de la cocina, el reloj marca un segundo alentador y la araña observa como el escarabajo se balancea divertidamente en el dintel de la ventana.

Divagaciones y Quiddidad.




De: Laura Martínez Domínguez.

El reloj marca un minuto que suena clandestino, e incluso prohibido, la mujer lo escucha y sonríe con vileza… el gato la mira y se pregunta qué tramará… la mujer no responde.

El escarabajo despertó con la intención de volar el día entero, por lo que acomodó sus patas de la manera correcta y emprendió el vuelo, aun y con las protestas del reloj por ignorar que aun no era antes del atardecer.

De pronto la araña grita porque de una de las manecillas del reloj cuelga algo extraño que algunos osan en llamar quiddidad, todos la miran con interrogación y el libro rosado les dice que dicha expresión aristotélica significa literalmente "lo que era antes de haber sido" o "el que era un ser"… todos opinan al unísono que el libro rosado despertó particularmente confuso… como siempre.

El reloj marca el siguiente minuto clandestino y con él llegan los árabes quienes introdujeron otros términos para lo que llamamos 'esencia' o algunos modos de ser esencia; sin embargo, alguien, aparentemente sin rostro dice a lo lejos Huwiyya (que se ha traducido por "ipseidad", ipseitas), uno más grita Anniyya (que corresponde más o menos a lo que se ha llamado haecceidad, haecceitas), y otro totalmente fuera de turno dice Süra (que corresponde a forma), todos los habitantes de la casa miran a los árabes y les recomiendan que se pongan de acuerdo.

En ese instante entra A.-M Goichon y dice que Mähiyya designa la substancia individual, la substancia- sujeto. La araña colgada del numero 6 se pregunta cuál será su esencia, quizá las arañas carezcan de ella. Avicena le dice que esta substancia, cuando es designada mediante un término abstracto, en cuanto se toma por oposición a la substancia segunda o substancia- atributo. El reloj le marca un segundo francamente burlón, dado que aun no resuelven su duda.

El libro rosado dice que en todo caso, y por encima de que las arañas tengan esencia o no; Mahiyya parece corresponder casi punto por punto a tb τί ην είναι, expresión que ha sido traducida por quod quid erat esse. Esta expresión responde a la pregunta quid est, a diferencia de cualquier expresión que corresponda a la pregunta an sit, es decir, a la pregunta acerca de la existencia.

La mujer se dirige hacia el diván anaranjado pensando en su propia esencia, pero camino al diván, se encuentra con el pensamiento de Avicena, en donde la existencia se distingue de la esencia porque la existencia es accidental, de modo que se "agrega", por decirlo así, a la esencia. La mujer ríe ante el concepto, su existencia como accidente.

El gato entra en la cocina y descubre a S. Breton escribiendo que el término quidditas ofrece grandes ventajas y especialmente la siguiente: "que la esencia, cuando se la mira desde un punto de vista fenomenológico, es ante todo una cuestión". El gato se pregunta por qué tendría que usar el vidrio de la ventana para ello.
El libro rosado aparece de nuevo y dice que quidditas —o, como transcribimos, quiddidad— puede emplearse para referirse a la esencia de un modo general, o para referirse a un modo de entender la esencia.

El reloj marca otro minuto clandestino y se dan cuenta de que Entre los diversos modos de entender la esencia como quidditas se halla la propuesta por Alberto el Grande, quien por cierto aparece en ese preciso instante clandestino y dice que la es la esencia como forma que, unida a la materia, determina a ésta en lo que es. La quidditas no es, pues, o no es necesariamente, el universal como tal, sino que puede ser el universal en cuanto determina a la cosa en lo que es, quid est.

Aparece Duns Escoto, y por su lado, utilizó generalmente para traducir la tantas veces mencionada expresión aristotélica la fórmula entitas positiva, la cual dicho sea de paso, nunca revela a los integrantes de la casa y simplemente sale por el mismo sitio por donde apareció.

El libro rosado se encarama en el diván anaranjado y dice que la expresión quidditas puede ser entendida primariamente como el qué de la cosa, y que el modo de interpretar la quidditas depende en gran parte del modo como se entienda semejante qué.

La mujer lo mira con interrogación y se pregunta cuál será su qué, aquello que simplemente la hace ser quien es, esa mujer que recibió de regalo un diván anaranjado, aparece el gato y le dice que en su tazón han aparecido los coleópteros aquellos que había prometido no comerse, la araña regresa a su búsqueda acostumbrada y olvida que quizá las arañas carezcan de esencia y solo sean arañas accidentalmente, en tanto que el reloj deja los minutos clandestinos para otra ocasión más propicia.

viernes, 14 de octubre de 2011

Divagaciones y Placer






De: Laura Martínez Domínguez


El reloj marca una hora abrumadoramente incierta, por lo que los habitantes de la casa lo miran interrogante, en ocasiones les gustaría que el reloj marcara una hora exacta por el simple placer de hacerlo.

La mujer piensa, mientras se instala en el diván anaranjado, en el placer, y ni siquiera sabe de dónde salió la palabra, quizá del hecho de que siempre la confunde con pasión y el personaje salido de sus sueños le hace burlas arguyendo actos fallidos.

El gato llega relamiéndose los bigotes, de los cuales también cuelgan migajas diminutas, la mujer trata de averiguar de qué se trata, pero el gato escapa hacia el jardín.

La araña despertó con la certeza de que este día no era bueno para buscar la salida, por lo que se ha abandonado al placer de tomar el sol sobre el número 4, el cual está algo lleno de polvo, dado que no recuerda haber estado nunca ahí.

Una vez más el reloj marca un segundo un tanto desconsolado porque el día de hoy los filósofos no tienen caras, sino que el gato regresa arrastrando al hedonismo, para quien el placer no sólo es moral, sino que es el fin de las actividades morales; el "placer" (sea lo que fuere) es, pues, bueno, y el "dolor" (sea lo que fuere) es, pues, malo.

El escarabajo en cambio, y negándose a volar juega con el ascetismo, que por el contrario, dice que el placer es fundamentalmente malo —especialmente si se trata del llamado "placer sensible"—, y lo moral consiste en abstenerse de placeres y en educar o "entrenar" el alma (y el cuerpo) con el fin de no correr el riesgo de abandonarse a los placeres.

La mujer los observa y se detiene un momento a pensar en el placer, en los momentos que ella suspende para poder denominarlos como placenteros, aquellos instantes que guarda en la memoria y a los cuales acude de tanto en tanto… es interrumpida por los autores a los que podemos llamar "moderados", los cuales no han descartado por entero el placer, pero lo han subordinado a otros fines, el cumplimiento de los cuales, por lo demás, ha sido recomendado, porque de algún modo produce un "placer"… la mujer los escucha y algo de incredulidad se apodera de ella, porque no puede subordinar al placer a otros fines, siempre creyó que el placer era un fin en sí mismo… aunque se detiene, porque escucha a Aristóteles diciendo que el único fin en sí mismo es la virtud… la mujer trata de reflexionar un poco mas…

Pero sobre el sillón de la sala, el gato trae a los rigoristas de un lado a otro porque han estimado que los deberes morales deben cumplirse independientemente de si produce o no placer cumplirlos; y ciertamente el gato aun no sabe si quiere ser moralmente correcto o solo abandonarse al placer hedonistamente… en ese instante llegan otros autores, menos rigoristas, pero no necesariamente hedonistas, que han considerado que el cumplimiento del deber moral por sí mismo produce cuando menos una cierta "satisfacción" que puede llamarse un "placer" — si bien, claro está, no un placer "sensible"… el gato se aleja y deja que los autores sin rostro discutan entre sí, lo que es placer; se dirige a la cocina y pide que su tazón sea llenado hasta los bordes… la mujer busca en la alacena y solo encuentra cucharadas de cultura dionisiaca, el gato agradece el hallazgo.

El reloj marca otro segundo, uno más, y el libro rosado afirma que la complejidad del problema del placer procede, de los muchos posibles usos de términos como 'placer', como 'complacerse en algo', la mujer se acomoda en el diván anaranjado y reflexiona en que para ella, el placer siempre ha sido simple, será porque lo busca en las cosas sencillas, en los pequeños hallazgos que en su vida Ionesca siempre aparecen.

El gato regresa de la cocina afirmando que la cultura dionisiaca siempre es insuficiente aunque su tazón sea llenado hasta los bordes; la araña en cambio decidió que era suficiente de placer, por lo que retornó a su búsqueda de una salida, pero en su lugar encontró una melodía mezclada que dejó una Palomilla Apocatastásica, el escarabajo se ha ido, el atardecer lo sorprendió sin previo aviso y el reloj le marca a la mujer una hora exacta que le indica que es tiempo de salir a la ciudad a encontrar esos pequeños placeres de los que tanto gusta.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Divagaciones Catalépticas.





De: Laura Martínez Domínguez



La mujer despierta con una fantasía que fácilmente podría ser cataléptica; o quizá sea solo que recién despierta de un largo sueño en donde la comparación la perseguía… busca al libro rosado, a quien por cierto encuentra de cabeza sobre el dintel de la ventana, acompañado del escarabajo y le dice que la catalepsia se trata de un concepto fundamental en el pensamiento estoico.


Aparece el gato con alguien que dice estar siguiendo a Ortega y Gasset y traduce la citada expresión griega simplemente por 'fantasía cataléptica; a la araña le fascina cuando los filósofos optan por la redundancia.

El reloj marca una hora melódicamente desconocida, haciendo con ello que aparezcan los estoicos y con ellos Crisipo, quienes distinguían entre apariencias o representaciones verdaderas y falsas.

El libro rosado salta del dintel de la ventana, aplastando ligeramente al escarabajo y en un alarde de destreza explica que hay dos tipos de representaciones verdaderas: las causadas por objetos existentes produciendo una imagen correspondiente al objeto, y las causadas por objetos de un modo externo y fortuito. Las primeras representaciones llevan en sí la señal de la verdad y el criterio de verdad, dando origen a las fantasías catalépticas. Las segundas representaciones no llevan en sí tal señal ni constituyen tal criterio, dando origen a las fantasías no catalépticas. Las fantasías catalépticas constituyen la base del asentimiento reflexivo y del conocimiento en sentido propio; las fantasías no catalépticas no desembocan en conocimiento, sino sólo en opinión. La mujer se empieza a cuestionar si su fantasía fue cataléptica o no.

Se instala en el diván anaranjado y mientras piensa en las fantasías catalépticas, siente a su vez como la cafeína va invadiendo su torrente sanguíneo; el gato se acomoda junto a ella, pero cuando el ronroneo se vuelve regular aparece Bréhier, asustándolos a todos dado que se inclina en favor del carácter pasivo de la fantasía cataléptica, de suerte que no es el sujeto que obra sobre el objeto, sino a la inversa.

Nadie logra entenderle del todo, y el reloj al marcar minutos embriagantes, los sumerge a todos en un sopor indescifrable, el gato ríe y dice que podría ser cataléptico, sin embargo, llega Ortega y Gasset, al parecer seguido por alguien y subraya el carácter "sobrecogedor" y "arrebatador" de la fantasía cataléptica; lo cataléptico es como una fuerza física irresistible.

La mujer trata de saber y de entender lo que es la catalepsia, eso de tener fantasías catalépticas una mañana cualquiera no le parece normal… ni siquiera en esta vida Ionesca que en ocasiones lleva, en la cual existen personajes como Cicerón quien entra en la casa cargando al cuervo medieval ataviado con bufanda, porque al parecer se ha cansado de vagar por el mundo, por lo que Cicerón lo carga y además traduce la catalepsia por comprehendibile; deja al cuervo y se da cuenta de que los filólogos contemporáneos lo han venido siguiendo desde hace horas y han sabido entender este término, erróneamente, como 'comprensión', esto es, intelección, cuando es lo contrario: no el hombre que 'comprende la cosa', sino la cosa que 'comprime' al hombre, se 'graba' en él, lo 'sella´.

La mujer retorna al diván anaranjado y reflexiona sobre su fantasía cataléptica, quizá por fin comprendió que su vida recién empieza, que la cotidianidad ahora es exactamente como la imaginó… aparece de nuevo el libro rosado y le dice que la catalepsia no es, pues, según ello una facultad inteligente, es una "evidencia" que opera por igual en la percepción y en los axiomas; a lo más que se parece es a una "fe".

El reloj ha marcado horas que se desprenden de sus manecillas como solo lo haría un himenóptero, la araña busca una salida pero el reloj se ha sellado desde tiempo atrás, por lo que ahora trata de recordar por dónde entró, el gato salta sobre el diván anaranjado y se pregunta dónde habrá dejado su tazón, adora el sonido metálico que produce cuando lo ponen sobre el suelo… y la mujer se sumerge en aquel Shanghai que también es verde…

lunes, 3 de octubre de 2011

Gusto y Divagaciones




De: Laura Martínez Domínguez


La mujer está en el diván anaranjado, la autora que siempre la ha salvado de los naufragios la acompaña, el día amaneció con un reloj empeñado en marcar horas que borran los recuerdos y eliminan los deseos irracionales.

El gato ha encontrado tendencias filosóficas y las hace rodar incesantemente, la mujer lo escucha pero se niega a salir del diván anaranjado.

La araña también lo escucha pero las ardillas sordas que tratan de subirse a un diván al cual ya no pertenecen, la distraen.

El reloj marca una hora llena de minutos que recuerdan una despedida ineludible.

La mujer toma al libro rosado, empieza a jugar con sus páginas y de pronto salta el gusto a su regazo, acto seguido aparece P. André, y les dice que existe una facultad del gusto inherente al espíritu humano y, por consiguiente, natural e infalible, pero no reducible, como todavía pensaban muchos preceptistas (especialmente franceses) a normas racionales; la mujer empieza por cuestionarse esto del gusto.

El reloj hace girar a la manecilla grande en el momento en el que Addison, sentado desparpajadamente en el sillón destaca fuertemente los aspectos individuales y empíricos que concurren en el gusto, pero tiene que incorporarse porque han entrado los filósofos ingleses del sentido moral, especialmente Shaftesbury y Hutcheson,y le contestan de un modo terminante: el gusto es una facultad —y aun la facultad principal— de carácter a la vez estético y ético, correspondiente al ideal de la unidad de lo bello y de lo bueno; la percepción de las cualidades de lo bello por medio del gusto es una percepción segura e independiente de las otras.

No conforme con los anteriores llegan los filósofos ingleses del sentido común, especialmente para Dugald Stewart, diciendo casi a gritos que el gusto es una subfacultad perteneciente a la facultad de la imaginación. Puede llegar a ser universal, pero no de un modo directo e inmediato, sino a través de la experiencia y del ejercicio, los cuales se basan a su vez en las asociaciones de las ideas.

La mujer decide ir a la sala y ver un poco de televisión, sin embargo, al parecer el televisor no tiene ganas de encenderse en ese preciso momento, el gato su sube en ella y se pregunta una vez más si habrá himenópteros en su interior.

La mujer abandona la sala y al encaminarse nuevamente al diván anaranjado, tropieza con Kant, quien le dice que el gusto consiste en la facultad de juzgar, distinta de la facultad productora de la imaginación. Se trata, empero, de una facultad susceptible de "crítica", es decir, una facultad en la cual puede plantearse la cuestión de la validez a priori de sus juicios y, por lo tanto, el problema de la
fundamentación de la estética. Kant define el gusto (Gesch-mack) como "la facultad de juzgar de un objeto [estimar un objeto: Beurteilungsvermöen eines Gegenstandes] o de un modo de representación; la mujer detesta cuando los filósofos hablan en alemán, no hay manera de entenderlos, ella al menos no lo logra…

Aparece Feijoo, y dice que el que está mejor dotado puede percibir mejor las cualidades estéticas; al escucharlo todos se preguntan: ¿mejor dotado de qué?, el filósofo no responde, al parecer va tarde a su próxima cita.

Llega Luzán quien se adhirió a las teorías neoclásicas, así como, en parte, a las del P. André (y Crousasz ), acabando por considerar el gusto como la percepción, según reglas, de las combinaciones de lo real con lo fantástico, de lo formal con lo utilitario, de lo imaginativo con lo moral; únicas combinaciones capaces de engendrar la belleza y, con ella, el gusto por lo bello, casi siguiéndolo entra Capmany el cual se inclinó en su Filosofía de la elocuencia a una concepción psicologista y subjetivista del gusto, la mujer escucha la idea de la filosofía de la elocuencia y quisiera enredarse enteramente en ella…

El escarabajo ha encontrado a Piquer, quien influido por los empiristas, tomó una posición subjetivista-empírica, la mujer lo mira con comprensión y piensa que en realidad esas cosas le pasan a cualquiera.

En la cocina P. Arteaga, mientras come gomitas en forma de caracol, adopta un punto de partida subjetivista-empírico, pues le interesaba destacar el papel de la experiencia, pero pronto pretendió ir más allá del empirismo, con lo cual se acercó a posiciones defendidas por la estética del sentimiento y la filosofía del sentido común.

El reloj en la añoranza total no solo del péndulo sino también del pajarito simpatiquísimo, marca siglos coincidentes con el XIII en el cual y sin previo aviso se manifestaron, casi todas las posiciones fundamentales relativas al problema del gusto estético: platonistas, sensualistas, naturalistas, empiristas, idealistas, y variantes de las mismas, de pronto la casa y todos sus habitantes empiezan a sentir el rigor de los siglos marcados por un reloj que debería marcar minutos certeramente exactos.

Al cabo de un tiempo, todo vuelve a lo acostumbrado; la mujer regresa al diván anaranjado y se encuentra al libro rosado que le pregunta ¿Hay razones que expliquen el gusto?, ¿Es el gusto algo que existe en todos los hombres o es el producto de la educación, del medio social, de las circunstancias históricas, etc.?; ¿Es el gusto algo fundamentalmente racional o algo fundamentalmente sensible?; ¿Es el gusto una facultad?, y ¿Cuál es el papel del gusto dentro del conjunto de las apreciaciones artísticas?; la mujer reflexiona y se da cuenta que ha pasado por la vida sin pensar en el gusto y que simplemente lo ha asumido como un sentido más, de aquellos que nos ayudan a apreciar la realidad, pero no sabe qué tan dotada esta para apreciar el gusto de la manera correcta, y mucho menos si tiene la capacidad para estar facultada o no para saber de gusto.

El gato sale al jardín y se encarama en una de las mesas metálicas, de un tiempo a la fecha le ha tomado gusto a escuchar la charla sin sentido de los pájaros, el escarabajo ha emprendido el vuelo aun y con las advertencias del reloj de que aún faltan horas para que el atardecer aparezca, la araña extraña su raña, por más que busca la salida, no hay manera de salir de un reloj sellado por su voluntariedad, el reloj ríe a carcajadas y marca los minutos adecuados para que la mujer se dé cuenta de que debe salir a la ciudad para encontrarse con el personaje de las partículas elementales.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Divagaciones e ímpetu.



De: Laura Martínez Domínguez

La mujer siente el cansancio pegado a los huesos, al despertar ha tenido que repetirse más de una vez que ama esta profesión aprendida de memoria; y el personaje de las partículas elementales le dice que tienen una cotidianidad girante entre el anhelo y la ausencia de tiempo.

El reloj avanza más lento que de costumbre, marca minutos rodeado de montañas, y dado que ha perdido a su pajarito simpatiquísimo ahora marca los minutos cual si fueran horas y a las horas cual semanas vertiginosas.

La araña se despertó con la certeza de querer abandonar en ese mismo instante su encierro, su estadía obligada entre las manecillas de un reloj… en tanto el escarabajo vuela de un lado a otro de la habitación esperando que sea antes del atardecer y emprender el vuelo.

La mujer se instala en el diván anaranjado, una idea recurrente en su cabeza ha ocasionado que guarde silencio, sabe que necesita deshacerse de ella, sin embargo, sabe que falta poco para el fatídico aniversario, así que con calma acude al diván…

El libro rosado le dice que la noción en cuestión apareció ante todo como un modo de explicar el movimiento de un proyectil, es decir, uno de los llamados por Aristóteles "movimientos violentos" a diferencia de los "movimientos naturales".

La mujer no entiende al libro rosado, se pregunta qué es aquello que se usa para explicar el movimiento de un proyectil… aparece Juan Filopón y dice que la "fuerza cinética" en cuestión es, "incorporal", la "fuerza cinética" de que habla es una "energía cinética" comparable a la que, según varios autores antiguos, emana de los objetos hacia el ojo que los ve, y que permite justamente al ojo verlos.

De pronto aparece el gato arrastrando primero a la antiperistasis, según la cual el aire es reemplazado por el proyectil; la suelta y toma a la que puede llamarse "simultaneista", según la cual el aire recibe el poder de ir empujando el proyectil.

La mujer no logra comprender lo que sucede dentro de su casa, algo se mueve o provoca que las cosas se muevan, entra Pedro Juan Olivi y dice que él fue el primer "representante escolástico del actual concepto de movimiento", pero lo cierto es que aunque dicho filósofo expone una de las formas de la "doctrina de la continuación del movimiento" la llamada "teoría de la indinatio", a la vez la rechaza. La mujer trata de interrogarlo, pero el filósofo escapa por la ventana de una habitación.

El reloj marca un segundo desconsolado cuando entra Guillermo de Occam, diciendo que el movimiento es, una relación y ésta se reduce a las sucesivas posiciones en el espacio del móvil, no es menester admitir una causa especial para explicar el movimiento (de acuerdo con la norma Entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem; una vez más el filosofo se escapa.

El gato se encarama en el diván trayendo consigo a Francisco de Marchia, según el cual la fuerza que imprime el movimiento "imprime" a la vez una fuerza la llamada vis derelicta al proyectil, que le hace posible continuar su movimiento, Juan Buridán, pasa casualmente por ahí, y al ser atrapado por el gato dice que hay efectivamente una "fuerza impresa", y ésta es de carácter permanente, pudiendo determinarse en función de la cantidad de material del mismo.

La mujer los hace bajar de su diván anaranjado, pero el gato la ignora… la araña se cuelga del numero 12 mientras escuchan cono se abre la puerta de la cocina y entra Duhem quien estimó que la doctrina del ímpetu está muy próxima a la de la inercia, y que aquélla llevó a ésta, la inercia. La mujer por fin escucha la palabra adecuada: ímpetu.

El gato salta del diván pero es tomado en los brazos por Koyré quien ha afirmado que la doctrina del ímpetu y la de la inercia no son tan similares entre sí como pretendía Duhem, y que aunque hay en la doctrina del ímpetu mucho de "moderno", no es tan "moderna" como la de la inercia. El gato se libera francamente molesto, los filósofos deben aprender que a él no se le toma en los brazos, salvo que así dicten sus ganas.

La mujer se burla del gato y entra a la cocina donde Galileo come frituras en forma de animalitos y emplea el término impeto,y llega a la formulación de la ley de la inercia en parte por rechazo de una de las formas de la doctrina del ímpetu; la mujer trata de entenderlos, trata de saber porque el ímpetu invadió su casa sin más aviso que un movimiento, pero es interrumpida por el gato quien entra en la cocina pidiendo un llenado de tazón, la mujer busca en la alacena y lo único que encuentra son mertonianos rectangulares, quienes al servirlos se opusieron por lo general a la doctrina del ímpetu y, sin embargo, fueron en varios respectos más "modernos" que los "parisienses", especialmente en lo que toca a sus esfuerzos por "cuantificar" las nociones físicas, el gato los come con temor, no gusta de la comida rectangular.

La mujer regresa al diván anaranjado y piensa en el ímpetu, quizá lo encontró precisamente este día porque es lo que dejo perdido cuando tuvo que decir aquel fatídico adiós, quizá requiere una teoría de movimiento que active de nuevo sus ganas, su vida, su historia… el reloj le marca un minuto lleno de esperanza y la mujer trata de que se le adhiera a la piel, el gato salta al diván y le dice que los mertonianos tendrán que ser un gusto adquirido, la araña duerme y el escarabajo juega a ser un proyectil lleno de ímpetu; por lo que la mujer toma sus cosas escapando hacia esa ciudad que le hace promesas…