viernes, 18 de noviembre de 2011

Palingenesia y Divagaciones.





De: Laura Martínez Domínguez

El gato entra en la cocina y pide que su tazón sea llenado con diminutas esferas de neopitagóricos, la mujer los busca en la alacena y piensa que quizá ha sido mala idea comprarlos por cajas, en cantidades descomunales, el gato tiende a ser obsesivo con la comida esférica.

El reloj marca un minuto conocido, el del pasado que abrigaba furia y desolación, marca ese minuto en donde te enfrentas con el objeto mismo de la comparación… la mujer toma ese minuto y se lo guarda en el bolsillo, sabe que más tarde lo verá de nuevo.

El escarabajo que alguna vez quiso ser epistemológico, ha regresado a su obsesión por el cojín, incluso ha trasladado algunas de sus pertenencias para sentirse particularmente en casa.

La mujer decide instalarse en el diván anaranjado, en esta ocasión las emociones se le escurren por entre las hendiduras de la indiferencia, por entre el olvido y la carencia de amor, sin embargo, el libro rosado está arriba de la mesa de la cocina gritando que renovación, regeneración o renacimiento, se llama a toda reaparición periódica de los mismos hechos, de las mismas vidas o de las mismas almas. La mujer no logra entender, además la voz se distorsiona a través de las paredes, pero la idea empieza a interesarle.

Así aparecen los pitagóricos para quienes la palingenesia de las almas constituye la base para la afirmación de la palingenesia de los mundos; detrás de ellos vienen los estoicos para quienes en cambio, la creencia en una palingenesia o eterno retorno de los mundos permite afirmar la existencia de una palingenesia de las almas… la mujer escucha esta palabra, sube al gato al diván anaranjado, y se pregunta si podrá tatuarse a la palingenesia en la piel, si podrá renovar y regenerar su alma en el eterno retorno de su mundo.

En ese momento, en el que el reloj intenta marcar una de esas horas tediosas, llega Charles Bonnet quien defiende la persistencia de la substancia pensante a través de la regeneración de los cuerpos, regeneración que se hacía posible gracias a sus gérmenes indestructibles. Así la palingenesia permite a Bonnet acordar su creencia en la inmortalidad con el materialismo a que le conducían sus análisis psicofisiológicos. El gato lo observa interrogante y a la mujer le asusta un poco su idea de los gérmenes indestructibles…la araña en cambio se ha enredado con la palabra añorar, todos se preguntan de dónde salió esa palabra pero la araña no tiene una respuesta coherente que ofrecerles.

El libro rosado dice que la palingenesia puede entenderse asimismo en el sentido de una creencia en la persistencia de la humanidad a través de los ciclos históricos, tal como la establece Vico, quien por cierto llega vestido de verde limón, pero no llega solo, sino que vestido de naranja radiante llega Pierre Simon Ballanche quien la formula de la siguiente manera: la sociedad es en tal caso el elemento que persiste a través de los nacimientos y de las decadencias históricas, las cuales conservan siempre los gérmenes que resucitarán y se desarrollarán en las posteriores formaciones sociales.

La regeneración, la palingenesia flotan por toda la habitación donde se encuentran la mujer, el gato y el diván anaranjado, flotan y los sumergen a ellos, sobre todo a la mujer, en el deseo de regenerarse, de cambiar de piel y emerger.

La araña se desenreda de la palabra añorar y salta sobre la manecilla grande esperando no volver a caer en sus redes… pero el reloj juega con ambas y en cada segundo que marca las hace cambiar de postura.

En el jardín, el cuervo medieval ataviado con bufanda, atusa a los pájaros que habitan el árbol de naranjo milenario, para que se alejen de la rama más alta y más cómoda, los pájaros piden argumentos para ello…

En el minuto enredado en la añoranza o en la araña que a ratos ora, llega Vincenzo Gioberti según el cual, la palingenesia, es decir, el "Renacimiento final", nunca completamente alcanzado, de la Humanidad, tiene que llevarse a cabo por medio de la potenciación de todas las facultades humanas y por medio de la gradual transformación de lo sensible en realidad inteligible. Su idea es demasiado desoladora como para que los habitantes de la casa, le crean una palabra, por lo que el filósofo sale por la puerta de la cocina, sin agregar una nada más.

El gato ha encontrado ideas profanas y se divierte haciéndolas rodar por la sala, el escarabajo epistemológico emprende el vuelo antes del atardecer y sin aviso alguno, la araña dejo de orar y de añorar, el reloj marca un segundo solo para no perder la costumbre y después de ello se suspende porque le ha parecido oír treinta campanadas, en tanto que al parecer el cuervo no encontró los argumentos exactos para convencer a los pájaros del árbol de naranjo y ha emigrado a otro árbol menos poblado.

La mujer encuentra al minuto de la furia y de la desolación, lo observa detenidamente y un segundo después se deshace de él, la palingenesia la motiva a cambiar de piel y renacer como aquello que siempre quiso ser…

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