sábado, 29 de enero de 2011

Divagaciones y Nada.




De: Laura Martínez Domínguez.

La mujer encuentra a Hegel agazapado en el sillón de la sala, donde a la vez convive el televisor que le ha dado por encenderse según su voluntad y el diván anaranjado que es cortesía de la desorientación de Maruxa Villarta.

A fuera en la ciudad llueve como si el cielo hubiese decidido limpiar a conciencia las calles, y a lo lejos se escucha una frase que impacta a todos los habitantes de la casa… “Dios ha creado el mundo de la nada”, Hegel afirma que su filosofía es desde la nada; aparece el gato, ha dormido toda la mañana y ahora requiere un tazón lleno para terminar de despertar, la mujer le muestra pequeñas cajitas de Megáricos quienes solo admiten como preposiciones aquellas que se referían como algo existente. El gato los mira con un poco de duda, se pregunta qué tan comestible será la existencia o si debería de probar mejor algo de nada.

La araña descubre que ahora el reloj ha decidido suspenderse, retrasarse y hasta fingir el suicidio que nunca ha podido cumplir, en tanto aparece Gorgias diciendo que en realidad nada existe, que si en realidad algo existe es incognoscible y que si es cognoscible es por tanto inexpresable, la araña lo mira extrañada se pregunta de qué habla, cual es la idea de arruinarles la existencia a aquellos seres que creen que viven dentro de un reloj.

La mujer ha consultado al libro rosado, el cual apareció luego de un debacle, una ausencia, dos peleas y una transformación; por lo pronto ha decidido no irse más; sin embargo, la palabra enredada por el personaje aquel de las partículas elementales, es la nada; por lo que Parménides aparece colgado de una manecilla del reloj y dice que solo el ser es, y el no ser no es, la mujer piensa que eso y no saber nada es lo mismo… pero Kant atusa al reloj con el fin de que salga de ese letargo y se dedique a la exactitud y señala que el concepto supremo del que suele partir una filosofía trascendental es la división entre lo posible y lo imposible… la nada aun se siente dentro de la casa.

Hegel reaparece, y manifiesta en tono solemne que el ser y la nada son igualmente indeterminados… Spencer, que llega cargado con café y provisiones, dado que se ha percatado que la alacena de esta mujer va de vacía a miserable, ante lo cual la mujer no tiene absolutamente nada que decir; afirma que está en total desacuerdo con Hegel, ya que declara que un objeto no existente no puede concebirse como existente.
Bergson llega perseguido por enésima vez por el gato, está por decidir no aparecer más, pero la idea del olvido determinantemente metafísico lo llena de una nada que lo ahoga, por tanto rechaza toda la posibilidad de la nada, dado que la idea de la nada es una Pseudo idea, no se puede ni imaginar ni pensar… Spencer sale de la cocina con una taza de café y le recomienda más que nada, que corra.

La mujer los escucha, toma asiento en el diván anaranjado, se percata de que cuenta con otra vista, un gran ángel toma el primer plano de la ventana, llama al gato el cual no quedó satisfecho con los Megáricos y le advierte que tendrá que darle algo más… en ese momento aparece Heidegger y les pregunta ¿Por qué tiene que haber algo y no más bien nada? La mujer y el gato lo miran como si la respuesta fuese obvia, aunque hemos aprendido que con ellos las respuestas nunca lo son… a lo que Heidegger responde que la nada no es la negación de un ente, sino aquello que posibilita el no y la negación… la araña salta al número cinco con la certeza de que ella vive en la nada, porque es la negación en sí misma.

El gato le advierte a la mujer que en su tazón aun hay nada… la mujer trata de entender esto de la nada, del algo, del ente… el libro rosado no ofrece una respuesta concreta… llega Sartre se instala junto a ella, y pone de relieve que el ser por el cual la nada viene al mundo debe de ser su propia nada… todos lo miran con mas extrañeza que a los demás…

La mujer decide dejar la nada en paz, de igual manera no la está llevando a nada, el gato lamenta la nada en su tazón, la araña se sume en el hecho de ser arrojada a la nada vacía de las horas marcadas… en tanto el reloj ha decidido dejar el propósito de suicidarse porque de igual manera la exactitud siempre lo rescata cuando está a punto de sumergirse en aquella nada anhelada.

domingo, 23 de enero de 2011

Divagaciones Determinantes





De: Laura Martínez Domínguez

La mujer se levantó temprano esa mañana, hizo lo de costumbre, se duchó larga y pausadamente, alimento al gato y partió a realizar las actividades acostumbradas en una mañana rutinaria.

Al llegar por la tarde y encontrar a todos los habitantes de la casa sumidos en un extraño letargo, recordó a un ser alado, que al visitarla hasta altas horas de la madrugada no paraba de hablar del destino, de que todo ésta escrito y no debemos movernos porque de igual manera termina por alcanzarnos… la mujer nunca creyó en su idea, algo ligado a la libertad no le permitió hacerlo.

Sin embargo, consultó al libro rosado, le habló del determinismo, y el gato se relamió los bigotes preguntándose si también tendrá una presentación en caja, aunque en sobres húmedos también sería delicioso; la mujer solo sonrío y se sumergió en el la definición, en el hecho de que sostiene que todo lo que ha habido, hay y habrá, y todo lo sucedido, sucede y sucederá, esta de antemano fijado y condicionado y establecido, no pudiendo haber ni suceder más de lo que esta de antemano fijado, condicionado y establecido… la araña al oír semejante se puso a llorar de tal manera que el reloj estaba temiendo una oxidación masiva en todas sus instalaciones.

La mujer recordó al ser alado, a las discusiones y al hecho de no creer que tal cosa pueda existir; así que llegó Bergson arrastrado por un gato desconocido para todos, hasta que el gato aclaró que eran secuelas de su efímero liderazgo… Bergson logra liberarse y distinguir entre un determinismo estricto y en teologismo estricto diciendo que tienen las mismas consecuencias: ambos afirman que hay un encadenamiento riguroso a todos los fenómenos… el gato lo encuentra gracioso y con una pata empieza a empujarlo con la finalidad de que corra, y sea divertido atraparlo pero Bergson no se mueve se resiste a ser el juguete de un gato… ¿los fenómenos lo determinarían a eso?

Meyerson sale a su encuentro y le dice que el determinismo riguroso y universal esta ligado al proceso identificador propio de la razón… Bergson no esta para puntualizaciones, el gato lo obliga a correr y a detenerse según su voluntad, como si el no pudiese decidir que hacer…

La mujer los dejó, a sabiendas de que una vez que el gato se entretiene es mejor dejarlo porque sino solo quiere que le rasquen el estómago.

Kant tocó la puerta a la hora de costumbre, con tanta exactitud que el reloj se ruborizó; afirmando al determinismo en relación con el mundo de los fenómenos, pero no con el noumenico de la libertad; la araña de pronto dejó de llorar y prestó atención… el reloj lo agradeció de sobremanera, la inundación era inminente.

De pronto y sin aviso alguno, en la calle aparecieron los Deterministas radicales con pancartas en mano afirmando que no solamente los fenómenos naturales, sino también las acciones humanas están sometidos a un determinismo universal.

Cuando todos tratan de correr a la ventana aparecen los autores que se han opuesto al determinismo desde el punto de vista ético subrayando que dentro de una doctrina determinista no cabría el libre albedrío; están por cierto, acomodados en hilera cronológica y todos los miran como si debieran aparecer en otro momento, pero después recapacitan, no se quieren ver deterministas… en fin, corrieron a la ventana dado que los opositores llegaron con micrófonos alegando o que hay zonas de la realidad, como las acciones humanas, que se sustraen al determinismo o bien que este confunde la necesidad de un hecho con la necesidad de derecho, Maritain se adhiere a la propuesta pero nadie le permitió hablar porque, en esos momentos la represión estatal les pidió de la manera… bueno a su manera que se retiraran, que después de todo salvo los de la ventana, nadie escuchaba… los manifestantes partieron.

La mujer deseó que el ser alado viviera para poder decirle todo esto a las tres de la mañana, exactas, aunque el reloj siga desalojando lágrimas, pero las circunstancias ¿o el destino? No lograron sonreírles; el gato despide a su último seguidor y la araña no sabe si alegrarse o seguir llorando

El Inicio.




Por: Laura Martínez Domínguez.

Este es el inicio de una serie de cuentos, en donde en un alarde de destreza, abordaré de manera ligera y divertida diversos temas de índole filosófica y jurídica.

Una serie de personajes un tanto surrealistas y bastante disparatados darán el pretexto para que cada uno de los cuentos posean dramas y tramas en donde la cotidianidad será mezclada con ideas filosóficas y jurídicas que han tratado de explicarnos al mundo.

El abordaje no es improvisado, sino que el compromiso que adquiere la autora es que sus fuentes sean serias y por tanto ustedes como lectores posean la certeza de que cuanto lean de ideas filosóficas o jurídicas, son apegadas a la verdad.

El reto es realizar 60 cuentos en 365 días, contados a partir del día de hoy, es decir, que para el día 23 de enero de 2012 deberé ponerle punto final al cuento numero 60.

Esperando que sea de su agrado, espero sus comentarios.