miércoles, 6 de julio de 2011

Energía y Divagaciones.



De: Laura Martínez Domínguez


El reloj marca un minuto apresurado, la mujer se ha sentado en el diván anaranjado con una enorme taza amarilla con café humeante, piensa que esta exhausta, quisiera no volver a salir del diván en días enteros… el gato aparece y avisa que los pájaros instalados en el naranjo milenario desayunan ruidosamente.

En la casa algo sucede, algo que nadie ubica y al parecer tampoco están interesados en hacerlo, pero llega Aristóteles con su física y dice que la "energía", no es un proceso dinámico en el cual se conserve una fuerza, sino un estado de inmovilidad y perfección de una entidad… la mujer lo escucha y quisiera poseer la energía aristotélica para así ser un ente perfecto.

El escarabajo al parecer ha logrado burlar al cuervo medieval ataviado con bufanda y ahora se limita a solo ser epistemológico, sin embargo, ha dejado de salir sorpresivamente al jardín.

La mujer acaricia al gato, busca al libro rosado y en su lugar aparece Chung-Hwan Chen, quien dice que el término 'energía' tiene varios significados: se puede entender en dos sentidos: cuasi-modal y no-modal. En tanto que concepto cuasi-modal la energía puede equivaler a la actualidad (en cuyo caso contrasta con la potencia), al ser actual o perfecto, o a un principio de la forma y del alma. En tanto que concepto no-modal, la energía puede entenderse como actualización (la cual incluye la potencia, si bien en grado continuamente decreciente), como elemento aplicado a la sensación y al conocimiento intelectual, como actividad contemplativa del intelecto humano o como actividad pura (y a veces como el entendimiento activo)… la mujer regresa a Aristóteles, esa inmovilidad la ha seducido de sobremanera, por lo que Chung-Hwan Chen, ofendido sale dando un portazo sin que suene a signo de interrogación.

La araña se pregunta dos cosas: porque los filósofos serán tan susceptibles y exactamente cuándo fue que entró en el reloj… sabe que son preguntas sin respuesta por lo que teme que algún vagabundo le haga una pregunta incomprensiblemente absurda, así que abandona las dudas y emprende la búsqueda diaria de la salida… el reloj le marca un minuto inmerso en la interrogación que no hizo Chung-Hwan Chen al salir de la casa.

Llega Empédocles y les dice que el siempre había distinguido ya entre materia y fuerza, siendo esta última de carácter activo y "energético, con él llega Platón y muchos neoplatónicos quienes admitieron que la fuerza —en cuanto energía "activa"— esta ínsita en la materia… la mujer sale en su búsqueda, no puede evitarlo, dado que el gato la arrastra porque ha oído sobre neoplatónicos, los cuales además de arrastrables en colas y patas también se comen en cubitos. La mujer le sirve un poco de la reserva de neoplatónicos en ese tazón que no admite porciones pequeñas.

Aparece el libro rosado y dice que el concepto de energía, tal como se entiende actualmente —inclusive cuando se niega que la energía pueda subsistir por sí misma— se ha desarrollado plenamente sólo en la edad moderna, y especialmente a partir de Kepler y Galileo.

La casa de pronto se sumerge en un globo terráqueo que se mueve y gira elípticamente de tal manera que Einstein les arroja una ecuación: E = m c2 (“la energía [medida en ergs] es igual al producto de La masa [medida en gramos] por el cuadrado de la velocidad de la luz [medida en centímetros por segundo]".

El reloj marca un minuto histórico y el libro rosado empieza a contar una historia del concepto de energía en sentido propio podría empezar sólo en el siglo XIX, cuando se introdujo el vocablo 'energía' especialmente a partir de Julius Robert Mayer, formuló el principio de la conservación total de la energía en un sistema físico cerrado al tratar el problema de la distribución de la energía — distribución que, antes de la teoría de los cuantos, era considerada como formando un proceso continuo… la mujer trata de seguir al libro rosado pero llega Wilhelm Ostwald con su "energética" en donde hay un tipo básico de energía: la energía absoluta, sustancia dinámica del universo. Así las transformaciones de la substancia- energía producen, todos los fenómenos en todos sus aspectos (incluyendo lo que llama "energía vital" y "energía psíquica. Ostwald completa su especulación físico-metafísica con un "imperativo energético" que ordena no dilapidar la energía, sino utilizarla.

Mientras el gato vuelve a añorar al cerdo metafísico, encontrado recientemente sentado sobre una ballena, la mujer toma asiento en el diván y se pregunta si no estará dilapidando su energía al tratar de recuperar el vinculo con el personaje salido de sus sueños… el libro rosado le responde que el principio de conservación de la energía es el primer principio de la termodinámica.

Por lo que en la formulación que le dio Helmholtz, este principio se enuncia diciendo que en las transformaciones del calor en trabajo (mecánico) y del trabajo (mecánico) en calor hay una relación constante — pudiendo ser ambos manifestaciones de la energía… la mujer casi encuentra certeza en su pensamiento y decide ser ese ente perfecto del que habla Aristóteles y dejar de dilapidar la energía de la que habla Helmholtz, además a esta altura de su vida carece de ganas y de fuerza para empezar de nuevo.

El libro rosado no se da por vencido y le dice que también el concepto de energía ha sido empleado asimismo en psicología por algunos autores; destacan a este respecto Johannes Müller y, en un sentido distinto, C. G. Jung con el "sentido psicoanalítico de Ja energía"… el gato juega un rato con ellos, pero se aburre demasiado rápido, los juegos psicológicos en definitiva no son su mayor diversión.

La mujer regresa al diván anaranjado, a su taza de café humeante, a las preguntas de siempre y al cansancio que se le ha instalado en los huesos, a su falta de energía y a su carencia de ganas para dilapidarla en nimiedades, el gato sale al jardín y los pájaros le saludan calurosamente informándole que el cuervo medieval ataviado con bufanda ha emigrado a otra época menos moderna, la araña estira las patitas y se dispone a escuchar las 30 campanadas que suspenden al tiempo, en tanto el reloj les regala minutos perdidos en tiempos mejores.

1 comentario:

  1. Menudo tema la energía. Eso que se encuentra contenido dentro de nosotros y algunas veces, por no sé que extrañas artes, se despoja de su envoltura y embate con toda su fuerza.
    Derriba arquetipos y luego se sosiega.
    No sé a ciencia cierta hasta que punto la derrochemos o por el contrario, le suceda lo que a la materia y terminemos transformándola en algo nuevo.

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