viernes, 24 de junio de 2011

Divagaciones Jurisdiccionales




De: Laura Martínez Domínguez


Ahora que el diván anaranjado ha regresado a su sitio acostumbrado, el gato se rehúsa a abandonarlo, incluso ha intentado trasladar su tazón a él, pero la mujer lo tiene prohibido; por lo que el gato come a toda velocidad y regresa a encaramarse en el diván anaranjado.

La mujer busca al libro rosado, no logra encontrarlo, teme haberlo perdido u olvidado, en ocasiones pasa, además el libro rosado es particularmente escurridizo… en su lugar encuentra el libro de pastas duramente azules y con él a una palabra compuesta, un concepto ambiguo: jurisdicción… la mujer sabe que no la tiene enredada en sus cabellos, sabe que es una palabra de esa profesión aprendida de memoria.

El reloj marca un minuto con desapego y se escuchan voces latinas diciendo que jus significa derecho, recto y dicere proclamar, declarar, decir. La araña las escucha y ve que al abrirse la puerta entra Becerra Bautista haciendo eco a las voces latinas afirmando que su raigambre latina proviene de jurisdictio-onis o poder o autoridad que se tiene para gobernar o poner en ejecución las leyes, o para aplicarlas en juicio.

El libro de pastas duramente azules le dice que de manera vulgar se entiende por jurisdicción el campo o esfera de acción o de eficacia de los actos de una autoridad, y aun, con exagerada amplitud, de un particular… la mujer piensa en qué tanta jurisdicción tendrá sobre el diván anaranjado…

En la cocina, el escarabajo epistemológico empieza a temer por su integridad física dado que llegan a tropel Barthelemy, Ducrocq, Duguit, Hauriou, Carré de Malberg y Kelsen encabezando a la corriente que niega la existencia de la jurisdicción como actividad autónoma y distinta de la funciones de hacer del derecho y la de aplicarlo y le atribuyó un quehacer complementario a la tarea administrativa… la mujer al oír el alboroto suscitado en la cocina abandona el diván y encuentra a los juristas comiendo pasta con salsa de tomate… a la mujer le sorprende la capacidad que tienen para encontrar cosas en su alacena.

El reloj les marca un minuto que además de hacer que la araña proteste por no encontrar la salida y tener que sortear manecillas día con día, hace que otro grupo de autores entren en la cocina, y solo porque estos si consideran la jurisdicción como una potestad del gobierno, grupo encabezado por Lampue, quien despide a los demás y toma asiento con el grupo de contraria ideología.

El gato corre a la cocina, espera ser parte del festín de la pasta y la salsa, pero resulta que se ha terminado, por lo que la mujer le sirve un poco de doctrina jurídica en el tazón… el gato nunca sabe cómo abordarla, por ello la saborea respetuosamente.

Goldschmidt llega sosteniendo que la jurisdicción es una facultad-deber de un órgano del estado para administrar justicia. Al parecer con él venían también los procesalistas italianos, entre ellos, Chiovenda, Ugo Rocco para quienes la jurisdicción consiste en la actuación de la ley mediante la sustitución de la actividad de órganos públicos a la actividad ajena, ya sea afirmando la existencia de una voluntad de la ley, ya poniéndola posteriormente en práctica; Carnelutti también viene con ellos estableciendo un panorama general de la funciones públicas que se presentan mayoritariamente en la organización constitucional del Estado de esquema occidental, donde el poder legislativo crea normas legales, mientras que el administrativo y el judicial las aplican o ejecutan.

La mujer regresa al diván anaranjado y hojea al libro de pastas duramente azules, quien le dice que la jurisdicción puede concebirse como una potestad-deber atribuida e impuesta a un órgano gubernamental para dirimir litigios de trascendencia jurídica, aplicando normas sustantivas e instrumentales por un oficio objetivamente competente y un agente imparcial… la mujer piensa en la jurisdicción, en ese decir el derecho en el que en algunas ocasiones se les escapa la vida o le detiene la respiración… el gato salta al diván y se acomoda junto a ella, y le informa que la doctrina jurídica es un tanto tautológica, la mujer le promete tener algo de filosofía en lata para mañana…

El reloj marca un minuto positivo y vigente, el escarabajo no está seguro si ya es antes del atardecer, por lo que permanece sobre la cortina de la ventana, esperando a que el sol le dedique un guiño… la araña quisiera tener autoridad suficiente para ordenarle al reloj que fuese exacto y que le mostrara la salida… el gato escucha ruidos en el jardín y descubre un cuervo medieval que usa bufanda y la mujer abandona el diván anaranjado para sumergirse en esa ciudad que le promete una tarde de huida y soledad.

1 comentario:

  1. El reloj marca un minuto positivo, eso me recordó un chiste que leí por ahí:
    Two hydrogen atoms walk into a bar. One says, "I think I've lost an electron".The other says, "Are you sure?",The first says, "Yes, I'm positive..."

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