lunes, 20 de junio de 2011

Divagaciones y Emociones




De: Laura Martínez Domínguez

La mujer despierta y al reflejarse en el espejo encuentra una duda… su diván aun no ha sido traído a casa y aun nadie sabe cuando aparecerá.

El gato aun no abandona la idea de usar chaleco y la araña se instala en el numero 7 sintiendo como se escurre su vida entre minutos que mas que pasar, estallan.

El libro rosado se encuentra encima del televisor, al parecer el que el diván no esté, también le ha afectado, la mujer lo toma, busca una palabra y desde el espejo en donde se refleja una duda aparece la palabra emoción… la mujer no alcanza a dimensionarla dado que cual desfile circense aparecen filósofos a los que el libro rosado no les da nombre ni rostro y a coro surgen discutiendo el papel que las emociones desempeñan en la vida humana. Algunos provistos de máscaras amorfas proclaman que debe buscarse una armonía de las emociones; otros, que deben cultivarse solamente aquellas emociones que causan alegría o placer; otros, que, cualesquiera que sean las emociones habidas, han de experimentarse con moderación; otros, finalmente, que es mejor descartar las emociones — lo que se suele manifestar usualmente como necesidad de "descartar las pasiones".

La mujer no sabe qué hacer, tantos filósofos no caben en la sala, por lo que los empieza a desalojar uno por uno; sin embargo, el libro rosado al parecer ha decidido burlarse de ella porque aparecen cada vez más filósofos que se inclinan por esta última alternativa (entre los cuales descollaron los estoicos) y fundan su doctrina en una idea de la emoción como perturbación innecesaria del ánimo.

El reloj marca un minuto desesperado y cuando la mujer logra sacar al último filósofo sin rostro aparece Aristóteles, describiendo a la emoción como una de las tres clases de cosas que se encuentran en el alma… la mujer añora su diván, Aristóteles se da cuenta y le recomienda un poco de temperancia.

El escarabajo está sobre una carta que escribió San Agustín, en donde describe que la voluntad justa es un amor bueno; la voluntad perversa, un amor malo… la mujer la toma y trata de desentrañar el sentido de las palabras, trata de dimensionarlas, de sentirlas, de emocionarse con un nuevo amor bueno…

El gato saca a la mujer de sus divagaciones diciéndole que si no puede usar un chaleco, por lo menos debería de llenar su tazón, la mujer encuentra en un rincón obscuro de la cocina algunos behavioristas que al servirlos se expanden y adquieren formas oblicuas, por lo que el gato se da cuenta de los esfuerzos hechos con el fin de distinguir entre la emoción y la expresión de la emoción… el gato se relame los bigotes, pero conserva algunas migajas.

La mujer, en la desolación total por la falta del diván se sienta en uno de los sillones de la sala y observa como el reloj empieza a marcar minutos tan aprisa que hace correr a la araña, la cual lamenta la aparición temporal de la época moderna en donde ha sido muy corriente considerar las emociones como una forma inferior de actividad intelectual… la mujer se detiene un momento y el reloj haciendo alarde de endopatía suspende sus manecillas para que el tiempo flote en 30 campanadas inexistentes… la mujer piensa en la última frase, en el hecho de ser la forma inferior de la actividad intelectual… al parecer las emociones no deben de salir de las vísceras, sino que el cerebro debe de procesarlas primero… la mujer olvida la idea por considerarla absurda.

En ese momento se da cuenta de que William James está sentado a su lado y le dice quedamente Sentimos algo porque lloramos; estamos furiosos, porque golpeamos; temerosos, porque temblamos y no lloramos, golpeamos o temblamos, porque sentimos algo, estamos furiosos o temerosos, el gato salta al regazo de la mujer y el reloj le marca un minuto desde un pasado cercano en donde la furia tenía demasiado sentido.

La mujer se levanta, posa al gato en el sillón y corre a abrir la puerta, para su sorpresa es el exterminador de hormigas, quien al parecer ha eliminado a todos esos seres diminutos boicoteadores de divanes, y el diván está listo para ocupar su lugar en el centro de la sala, todos en la casa experimentan aquella forma inferior de actividad intelectual.

El diván está ahora en el centro de la sala, la mujer se sienta en él y escucha entrar a Max Scheler quien hace de la emoción un acto intencional en el cual son dadas esencias sin significaciones, agregando que la vida emocional posee, su propia autonomía; acto seguido se levanta y sale por la ventana, la mujer se pregunta cómo bajará, dado que gusta de la altura para vivir.

El gato salta al diván, trae a Ernst Cassirer pegado a una de las patitasl, quien ha escrito lo siguiente: La expresión de una emoción no es la propia emoción: es la emoción convertida en imagen; la mujer y el gato lo miran con la misma duda que refleja el espejo.

El reloj marca una hora prolongada en una tarde venida del pasado y Jean-Paul Sartre dice el estudio de las emociones se halla encaminado asimismo a destacar su autonomía y su intencionalidad, la mujer se sorprende a si misma entendiendo las palabras de Sartre, por lo que lo invita a que se siente en su recién recuperado diván, pero el filosofo le dice que llega tarde a una cita en un café de parís, la mujer lo observa alejarse.

El libro rosado regresa al diván, la mujer lo toma y lee por última vez la palabra emoción… el gato se adormece pensando en que extrañará a las hormigas boicoteadoras, la araña experimenta una vez más el deseo de escapar del reloj, pero aun no logra encontrar la salida; el escarabajo se balancea epistemológicamente en la orilla de la mesita instalada junto al diván, el reloj marca un minuto que anuncia el retraso del personaje de las partículas elementales y la mujer permanece en el diván anaranjado.

1 comentario:

  1. Las emociones son resultado de la combinación de péptidos generados en el hipotálamo, éstas se anclan en ciertos neuroreceptores y por su culpa a veces acabamos siendo adictos a alguna de ellas.
    El gatito alter ego, ego o como acabe de llamarse, pude seguir enredándose donde le plazca. Es un ser emocional.

    ResponderEliminar