miércoles, 5 de octubre de 2011

Divagaciones Catalépticas.





De: Laura Martínez Domínguez



La mujer despierta con una fantasía que fácilmente podría ser cataléptica; o quizá sea solo que recién despierta de un largo sueño en donde la comparación la perseguía… busca al libro rosado, a quien por cierto encuentra de cabeza sobre el dintel de la ventana, acompañado del escarabajo y le dice que la catalepsia se trata de un concepto fundamental en el pensamiento estoico.


Aparece el gato con alguien que dice estar siguiendo a Ortega y Gasset y traduce la citada expresión griega simplemente por 'fantasía cataléptica; a la araña le fascina cuando los filósofos optan por la redundancia.

El reloj marca una hora melódicamente desconocida, haciendo con ello que aparezcan los estoicos y con ellos Crisipo, quienes distinguían entre apariencias o representaciones verdaderas y falsas.

El libro rosado salta del dintel de la ventana, aplastando ligeramente al escarabajo y en un alarde de destreza explica que hay dos tipos de representaciones verdaderas: las causadas por objetos existentes produciendo una imagen correspondiente al objeto, y las causadas por objetos de un modo externo y fortuito. Las primeras representaciones llevan en sí la señal de la verdad y el criterio de verdad, dando origen a las fantasías catalépticas. Las segundas representaciones no llevan en sí tal señal ni constituyen tal criterio, dando origen a las fantasías no catalépticas. Las fantasías catalépticas constituyen la base del asentimiento reflexivo y del conocimiento en sentido propio; las fantasías no catalépticas no desembocan en conocimiento, sino sólo en opinión. La mujer se empieza a cuestionar si su fantasía fue cataléptica o no.

Se instala en el diván anaranjado y mientras piensa en las fantasías catalépticas, siente a su vez como la cafeína va invadiendo su torrente sanguíneo; el gato se acomoda junto a ella, pero cuando el ronroneo se vuelve regular aparece Bréhier, asustándolos a todos dado que se inclina en favor del carácter pasivo de la fantasía cataléptica, de suerte que no es el sujeto que obra sobre el objeto, sino a la inversa.

Nadie logra entenderle del todo, y el reloj al marcar minutos embriagantes, los sumerge a todos en un sopor indescifrable, el gato ríe y dice que podría ser cataléptico, sin embargo, llega Ortega y Gasset, al parecer seguido por alguien y subraya el carácter "sobrecogedor" y "arrebatador" de la fantasía cataléptica; lo cataléptico es como una fuerza física irresistible.

La mujer trata de saber y de entender lo que es la catalepsia, eso de tener fantasías catalépticas una mañana cualquiera no le parece normal… ni siquiera en esta vida Ionesca que en ocasiones lleva, en la cual existen personajes como Cicerón quien entra en la casa cargando al cuervo medieval ataviado con bufanda, porque al parecer se ha cansado de vagar por el mundo, por lo que Cicerón lo carga y además traduce la catalepsia por comprehendibile; deja al cuervo y se da cuenta de que los filólogos contemporáneos lo han venido siguiendo desde hace horas y han sabido entender este término, erróneamente, como 'comprensión', esto es, intelección, cuando es lo contrario: no el hombre que 'comprende la cosa', sino la cosa que 'comprime' al hombre, se 'graba' en él, lo 'sella´.

La mujer retorna al diván anaranjado y reflexiona sobre su fantasía cataléptica, quizá por fin comprendió que su vida recién empieza, que la cotidianidad ahora es exactamente como la imaginó… aparece de nuevo el libro rosado y le dice que la catalepsia no es, pues, según ello una facultad inteligente, es una "evidencia" que opera por igual en la percepción y en los axiomas; a lo más que se parece es a una "fe".

El reloj ha marcado horas que se desprenden de sus manecillas como solo lo haría un himenóptero, la araña busca una salida pero el reloj se ha sellado desde tiempo atrás, por lo que ahora trata de recordar por dónde entró, el gato salta sobre el diván anaranjado y se pregunta dónde habrá dejado su tazón, adora el sonido metálico que produce cuando lo ponen sobre el suelo… y la mujer se sumerge en aquel Shanghai que también es verde…

1 comentario:

  1. La divagacion cataleptica
    el estado soporífero que mata,
    aletarga y hunde,
    suspende las sensaciones
    inmoviliza el cuerpo.

    Navegaciones catalépticas,
    de ensueños ligeros,
    muerte precoz.

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