lunes, 29 de agosto de 2011

Gracia y Divagaciones



De: Laura Martínez Domínguez


El gato aparece luego de varios días de ausencia, en donde aseguró haber hecho una larga excursión por el jardín… llega arrastrando a Platón y Plotino, la mujer los rescata y estos le dicen que han ligado la idea de gracia a la de belleza, la mujer no entiende el sentido de sus palabras.

El reloj ha amanecido con la idea de detenerse cada dos minutos y adelantar sus manecillas una hora entera, por lo que los habitantes de la casa se encuentran sumergidos en la incertidumbre de no saber si el sol acaba de aparecer o está por ocultarse, lo cual hace que el escarabajo exprese su molestia volando de un lado a otro de la habitación.

Ante tal situación la araña se instala en el número 12 a ver la protesta formal del escarabajo epistemológico, pero escucha que el libro rosado dice que el concepto de gracia como concepto de algún modo irreductible a otras categorías estéticas fue introducido en el pensamiento estético hacia mediados del siglo XVIII, la mujer lo mira con una interrogante, empero, entra Edmund Burke y define la gracia como una armonía.

La mujer empieza a entender que la gracia se ha colado por la hendidura de la puerta y se avecina el desfile acostumbrado de filósofos, en donde los fantasmas del pasado se vuelven alegorías del presente.

Encabezando dicho desfile entra Schiller quien distingue entre la belleza fija y la belleza en movimiento. La primera es la belleza derivada de la necesidad; la segunda, la belleza derivada de la libertad. La gracia opera como una síntesis de ambos tipos de belleza y, por tanto, como una síntesis de necesidad natural y libertad moral.

La mujer se pregunta cómo es que la gracia es estética, Winckelmann opina que ambas son similares y a veces no puede distinguirse entre ellas; en ese momento interviene el Libro Rosado y dice que en sentido teológico la gracia es también un "don", un "favor".

El reloj marca una hora adulantemente incierta, lo que provoca que San Pablo confiese ante toda la casa que se convirtió no por haber llegado a una convicción racional u otro motivo similar, sino por la "acción irresistible" de la gracia, la mujer considera que sus declaraciones sean tomadas en cuenta, por lo que lo invita a la cocina; en la cual está San Agustín, y dice que la gracia restablece la naturaleza. La gracia es una condición necesaria para la salvación.

En ese momento la mujer se empieza a preguntar si ella quiere ser salva, si quiere que alguien le regale un bello don… se dirige hacia el diván anaranjado, pero se encuentra con San Anselmo quien le manifiesta que ninguna criatura posee una voluntad recta si no es por la gracia de Dios.

La araña ve como de una de las manecillas del reloj desciende Santo Tomás quien considera la gracia como un auxilio, un socorro, un don otorgado a quien sin él quedaría irremisiblemente perdido… las palabras impactan a la mujer ella que se empezaba a cuestionar sobre si desea algún tipo de gracia y Santo Tomas la condena a estar perdida si no lo hace…

El reloj deja las horas pausadas y llegan Occam y los llamados "occamistas" quienes admitieron que el hombre puede por sí mismo encaminarse al bien, pero que no puede salvarse a menos que Dios "acepte" las disposiciones humanas… la mujer atrapa una pregunta ¿Hay algo más humano que Dios?, no tiene tiempo de encontrar la respuesta porque Gabriel Biel siguió a los occamistas en este respecto y subraya al extremo la "potencia absoluta" de Dios en la justificación del hombre, sea éste o no pecador o "merezca" o no (desde el punto de vista "racional") la gracia.

La mujer trata de dejarlos pero Santo Tomás aparece de nuevo y le dice que la gracia presupone, preserva y perfecciona la naturaleza, Leibniz los sigue y les dice que en el Estado perfecto donde hay infinita justicia tanto como infinita misericordia, "hay tanta virtud y dicha cómo es posible que haya, y ello no a causa de un desvío de la naturaleza, como si lo que Dios prepara a las almas perturbase las leyes de los cuerpos, sino por el orden mismo de las cosas naturales, en virtud de la armonía preestablecida desde siempre entre los reinos de la naturaleza y de la gracia, entre Dios como arquitecto y Dios como monarca, de suerte que la naturaleza conduce a la gracia y la gracia perfecciona a la naturaleza usando de ella.

Al final y luego de largas horas, la mujer logra deshacerse de los filósofos y hacer que su famoso desfile sea hacia la puerta de salida, donde el escarabajo ha cambiado sus patas, las ocho, esperando que el reloj marque una hora parecida a antes del atardecer y así poder volar.

La mujer se instala en el diván anaranjado, el gato se encarama junto a ella, la mujer piensa en la gracia y solo puede concebirla estéticamente, la araña deja el numero 12 y espera que con gracia divina logre salir del reloj… una hora aduladora más y todos los habitantes de la casa se quedan suspendidos esperando el siguiente minuto…

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