jueves, 19 de mayo de 2011

Históricas Divagaciones



De: Laura Martínez Domínguez

La mujer llega luego de haber escapado a la ciudad, se instala en el diván después de haber sido participe del fenómeno de reinventarse mientras charla con un extraño.

El libro rosado ha aparecido y en compensación por haber quedado atrapado en una pequeña caja sin abertura, le regala a la mujer la palabra historia; la mujer toma la palabra y en seguida se le adhiere a la piel, sin embargo, hace caso omiso del hecho y vuelve al libro rosado.

El reloj marca un minuto inexacto y burlón y el libro rosado le dice que el término griego  significa conocimiento adquirido mediante investigación, información adquirida mediante busca. La mujer queda prendada del término, la palabra adherida a su piel es el producto de la eterna búsqueda.

El gato salta al diván con Francis Bacón enredado en la cola, dado que concebía la historia como conocimiento de objetos determinados por el espacio y el tiempo. La mujer lo desenreda y acaricia al gato, mientras llega una nota que afirma que en la llamada "filosofía de la historia" se trata tanto de la realidad histórica como de las disciplinas históricas, siendo a veces difícil distinguir entre una y otra. Nadie entiende la nota y solo escuchan un minuto más marcado por un reloj que al parecer ha amanecido de un humor acido, dado que los minutos son marcados con sorna.

En uno de esos minutos aparece Ortega y Gasset quien dice que el hombre no tiene propiamente naturaleza, sino historia, el sonido del reloj es abrumador, por lo que todos dudan del tono neutral del filósofo.

El escarabajo ha cambiado de residencia, trasladando sus ocho patas a un costado de la cortina de la sala, le gusta la vista, el que la mujer viva en un tercer piso es un fenómeno abordado desde más de un ángulo.

La araña salta al número cinco pensando en su propia historia, preguntándose si podrá cambiarla, el reloj le marca un segundo particularmente acido, por lo que la araña tropieza además de con la sombrilla aquella olvidada por un lepidóptero, con Troeltsch y Mannheim, quienes afirman que todo modo no histórico de considerar el hombre es una simplificación racionalista. La conducta humana es explicable sólo a través del desarrollo histórico concreto.

La mujer continúa en el diván observando los pequeños dramas del reloj y la araña; pero al escucharse un minuto más aparece Heidegger, quien desde la traición le dice que hay un elemento de historicidad en el Dasein, el cual está arraigado en la temporalidad. Hay algo del Dasein que siempre entra en conflicto con el pequeño ente que suele ser la mujer, quizá sean los hechos recientes, no pretende hurgar en su historia, por lo que sin escuchar excusas despide a Heidegger, quien sale de la habitación arrastrando a las ardillas sordas.
El gato al verlos corre a su encuentro pero se le enredan Dilthey y Mannheim que afirman que hay dos lados del globus intellectualis: las ciencias de la Naturaleza y las ciencias del espíritu. Todos los habitantes de la casa se preguntan por la relación, al no obtener respuesta el reloj marca un minuto irónico contenido quizá en un multiverso mayor.

Mientras en la sala comiendo panqué de frutas están Windelband, Rickert y Cassirer quienes consideraban que los juicios históricos están relacionados con juicios de valor, de modo que fundan el conocimiento histórico en una axiología y en particular en una axiología objetivista.

La mujer mira por la ventana y Collingwood, apoyado con una enorme cartulina, dice expresamente que la historia es la reactualización del pasado. La mujer encantada con la frase, recuerda a Julio Cortázar diciendo que el pasado nunca es pasado.

La mujer no tiene tiempo dar vueltas a la frase, dado que al parecer C. G. Hempel, P. Gardiner, y K. R. Popper, han sido atraídos por la idea del panqué de frutas y ahora toman asiento en la sala diciendo que los acontecimientos históricos son explicables por medio de leyes generales; mejor dicho, los acontecimientos históricos deben deducirse en principio de leyes generales.

El gato se pregunta porque él nunca come lo mismo que los filósofos, su historia llega a ser injusta, el reloj se burla de él dándole una hora que sabe a sarcasmo y la mujer le explica que el panqué no es bueno para los gatos… el gato salta al diván, y al hacerlo se sienta sobre Scheler, quien tras ser salvado de la asfixia, dice que la historia se explica como conjunción de factores reales y determinaciones ideales. Los primeros poseen la fuerza; las segundas imprimen la dirección. El gato se pregunta de dónde vendrá la idea de que el panqué no es bueno para los gatos… nadie posee la respuesta.

En la cocina mientras tanto, Polibio afirma que la historia es una "marcha" hacia la unificación del mundo bajo el poder romano. La mujer y el gato observan como miles de pequeños romanos toman por asalto el piso de la cocina y la mujer podría jurar que el del fondo es Calígula. Como no hay modo de averiguarlo, le abre la puerta a San Agustín para quien la historia es la historia del modo como las "dos ciudades" están mezcladas en la tierra.

De pronto el reloj olvida a los minutos y empieza a marcar concepciones pesimistas y decadentistas y la araña encuentra a Rousseau, Ludwig Klages y a Theodor Lessing, instalados en los números, charlando como si estuviesen en la sala.

El reloj ríe y sin aviso alguno regresa a los minutos jocosos, a las horas viciosas de tantas caricias, a los minutos sórdidos, al tiempo suspendido… la mujer regresa al diván, piensa en su propia historia, en esos hechos concatenados que la han llevado hasta este preciso momento; la araña despide a los filósofos con la ayuda de la manecilla grande, el escarabajo ha volado aun y cuando el atardecer ha dejado de existir hace algunas horas… la mujer abandona el diván, toma sus cosas y sale al encuentro de esa ciudad que siempre le regala un suceso Ionesco, que después será historia.

2 comentarios:

  1. La historia es ese tiempo inimaginable e indecente que solamente por hoy es eterno, lleno de horas viciosas de tantas caricias y de minutos sórdidos ...humedamente sórdidos.

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  2. Una historia, derivada de las acciones, del cúmulo de instantes que se suceden a veces en tropel, otras en forma de olas.
    La historia acaba convertida en un cuento escrito por los vencedores, que silencia a los vencidos.
    La historia es una relatoría parcial de los hechos del mundo.

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