viernes, 6 de mayo de 2011

Entendimiento y Divagaciones.



De: Laura Martínez Domínguez

El gato despierta y encuentra a varios filósofos modernos sentados sobre su cola, los observa un momento y descubre que en realidad no los conoce, sin embargo, al parecer es común entre ellos usar entendimiento o los vocablos pertinentes en los diversos idiomas para designar la entera facultad o potencia intelectual. El gato ciertamente no logra entenderlos, por lo que se levanta y se sacude la cola con la intención de que estos reboten graciosamente.

La mujer los escucha desde su cama, se resiste a dejarla, pero el reloj le marca un minuto más para que su retraso se vuelva abrumador, intenta hacer caso omiso, pero Spinoza, entra a su habitación diciendo que el entendimiento es equivalente a la "facultad de conocimiento" en sus diversos grados. La mujer se rinde, algo está pasando en su casa; tanto que el gato se encuentra encaramado en el diván, y el escarabajo esta balanceándose en la orilla de la mesa.

El reloj marca un minuto que podría ser inentendible, hasta que Locke dice que el entendimiento es lo que coloca al hombre por encima del resto de las cosas sensibles. El entendimiento es como el ojo, el cual al tiempo que nos permite ver y percibir todas las otras cosas, no repara en sí mismo, requiriendo arte y penas colocarlo a cierta distancia y convertirlo en su propio objeto.

La mujer encuentra la palabra entendimiento, y empieza a comprender el porqué de la visita matutina de los filósofos, lo que no entiende es exactamente aquello que ha encontrado y que ahora está condenada a buscar una respuesta hasta lograrlo.

Llega Berkeley e indica explícitamente que el entendimiento no es diferente de las percepciones particulares o ideas, afirma también que, el entendimiento y la voluntad quedan incluidos en el espíritu, por el cual entiende todo lo que es activo; así el entendimiento es, pues, en último término, algo espiritual.

El reloj marca el segundo más ruidoso del día, despertando con ello a la araña, quien salta al segundero tratando de no maldecirlo, el reloj ríe y mueve con violencia la manecilla, haciendo que la araña resbale hasta el numero 7, de donde observa que Hume afirma que el entendimiento es el modo de ser del hombre como sujeto que conoce o, si se quiere, como cognoscente.

La mujer deja a la araña y el reloj con sus tragedias acostumbradas y se dirige al diván, en donde encuentra a Leibniz quien en una afanosa tarea, distingue entre sensibilidad y entendimiento, pero esta diferencia no es esencial, sino gradual. En efecto, conocer equivale a tener representaciones, las cuales pueden ser menos claras sensibilidad o más claras entendimiento propiamente dicho, o intelecto. La sensibilidad se halla subordinada al entendimiento, en el cual las representaciones alcanzan el grado apetecible de claridad y distinción. El entendimiento ejerce aquí una función parecida a la de la "razón" cartesiana.

La mujer siente que el entendimiento empieza a tener sentido, aun y cuando haya cosas que aun no logre entender, como el hecho de que un contrato firmado por 99 años sea rescindido al año siguiente, ese tipo de cosas la hacen dudar de si en verdad sea ese ser cognoscente del que habla Hume… llega el gato y con él Kant quien se opone a la idea leibniziana de que la sensibilidad es una forma inferior del entendimiento, y proclama una distinción fundamental entre la una y la otra,por lo que el entendimiento pone en relación las intuiciones y lleva a cabo las síntesis sin las cuales no puede haber enunciados necesarios y universales. Así, el entendimiento constituye el conocimiento ordenando y dando forma a las intuiciones sensibles. A la vez que estructura positivamente el conocimiento o, mejor, su posibilidad, lo estructura negativamente, pues establece los límites más allá de los cuales no pueden irse.

La mujer deja a Kant y se da cuenta de que en la cocina se han congregado una serie de filósofos, con la finalidad de consensuar si la distinción Kantiana es aceptada o no, por lo que autores como Jacobi, Fichte, Schelling y Hegel, toman asiento con sendas tazas de té, haciendo una cordial invitación a la mujer a acompañarlos… lo cierto es que luego de un rato fue vuelta del revés dado que se consideró que si sucedía lo que Kant proponía era porque el entendimiento era una facultad inferior, que no puede compararse en poder y majestad con la razón.

La mujer toma asiento con la extrañeza de quien es invitada a una taza de té en su propia cocina y escucha como Jacobi proclama este poder de la razón como "razón intuitiva" con gran vigor y en todos los tonos, lo que motiva una reacción adversa de Kant, quien aun estaba presente, contra el cierto tono distinguido que se nota hoy en la filosofía… Kant empieza a protestar, sin embargo, pesan poco; porque Jacobi indicó una y otra vez que el entendimiento no debe subordinarse a la razón y que ésta es soberana.

Interviene Fichte y dice que lo que hay es, ante todo, la libertad. Pero Kant la considera a ésta dentro del terreno de la moralidad, en tanto que Fichte, dando pequeños sorbos a su té, hace de la libertad el Absoluto metafísico que solamente la Razón y no el entendimiento podía aprehender.

Hegel también interviene y concibe el entendimiento como la razón abstracta, a diferencia de la razón concreta, única que puede ser llamada propiamente razón… Kant no está seguro de entender que es lo que hace en una cocina tratando de convencer a un puñado de filósofos lo que es el entendimiento, por lo que sale de la misma, ajustando al reloj para que dé la hora exacta.

La mujer regresa al diván, el entendimiento la ha dejado un tanto exhausta, quizá sea porque en algunas ocasiones siente más de lo que entiende, entonces ahora que es la razón quien debe imperar, se sorprende a si misma tratando de comprender algo que en realidad debería de entender… el gato se sienta con ella en el diván, se relame los bigotes y la mujer se pregunta qué será lo que habrá encontrado y ahora son solo migajas… la araña ha saltado al número 12 cargando una sombrillita que al parecer un lepidóptero olvidó dentro del reloj… el escarabajo ha dejado de balancearse, pero por alguna razón se niega a volar aun y cuando es antes del atardecer... el reloj entristece y el tiempo queda suspendido.

1 comentario:

  1. Es lo que te decía, en realidad esta divagación y la del infinito aún me hacen divagar. Aún sin firma de contrato por 99años

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