lunes, 12 de septiembre de 2011

Almas y Divagaciones




De: Laura Martínez Domínguez

La mujer se instala en el diván anaranjado, sabe que lo hace en un intento de huida, de escape hacia otra realidad en donde la obsesión no exista, en donde pierda los 5 minutos marcados por el reloj para que se lance de cabeza…

El gato trae su tazón arrastrando desde la cocina, afirma que el placer que le provoca semejante acción no tiene descripción, la mujer lo ignora y el reloj les marca un segundo indiferente… de pronto el libro rosado empieza a decir, sin que nadie sepa porque, que el alma es concebida con frecuencia como un tipo de realidad que engloba algunas de las operaciones psíquicas —como cuando en ciertas concepciones tradicionales se habla del alma como inteligencia, como voluntad, como sentimiento, etc.

La araña lo escucha y se empieza a preguntar si ella posee alma… el reloj perdió el segundero y ahora es obligado a marcar solo minutos tan pasados que han dejado de importar…el libro rosado no los toma en cuenta y afirma que el alma es concebida a veces como un soplo, aliento o hálito, equivalente a la respiración; cuando falta tal aliento, el individuo muere. A veces es concebida como una especie de fuego; al morir el individuo, este "fuego" —que es el "calor vital"— se apaga. A veces, finalmente, se concibe como una sombra, presentida o principalmente "vista" durante el sueño.

La mujer quiere tener un sueño en donde su alma aparezca, en donde ella logre por fin terminar de huir, de escapar… el gato le dice que está oyendo decir al libro rosad que El "alma" era vista como un dios o espíritu que, procedente del Cielo, podía ingresar en el cuerpo de un hombre. Si se hallaba, por así decirlo, "a gusto" en tal cuerpo, podía decidir permanecer en él de modo permanente… la mujer baja al gato del diván, desea la soledad cruda.

Cosa imposible en una casa como la suya, donde los filósofos entran y salen a voluntad, en donde las ideas saltan del cajón de la cocina, en donde un gato hace ruido con un tazón metálico por el puro gusto de hacerlo, en donde sin aviso llegan algunos presocráticos concibieron como "almas" todos los "principios de las cosas" en cuanto "cosas vivientes"… la mujer anhela la soledad, la que los atomistas ignoran cuando describen el alma como compuesta de. Átomos, bien que de materia muy fina y sutil (probablemente de la misma materia con que está formado el fuego).

El escarabajo despierta dispuesto a volar hasta antes del atardecer, pero antes de emprender el vuelo escucha que el libro rosado pelea con la mujer por un lugar en el diván anaranjado, mientras dice que el alma puede, pues, entrar en el cuerpo y salir de él, sin identificarse nunca completamente con el cuerpo. En cierto modo se trata de una nueva versión del primitivo "doble", pero con un origen luminoso y divino. El cuerpo puede ser concebido entonces como una especie de cárcel, o sepulcro, del alma. La misión del hombre es liberar su alma por medio de la purificación y al final, más filosóficamente, por medio de la contemplación. El alma no es un principio que informa el cuerpo y le da vida; es algo de naturaleza esencialmente no sensible y no material… gana la mujer y lo baja del diván, se recuesta en él y trata de pensar en su alma.

Pero antes de que se dé cuenta, Platón está sentado junto a ella diciendo que el alma era para él una realidad esencialmente inmortal y "separable". El alma aspira a liberarse del cuerpo para regresar a su origen divino y vivir, por decirlo así, entre las ideas, en el mundo inteligible… en ese momento llega el gato y empieza a atusar a Platón, la mujer los ve, pero no tiene ánimos de rescatar al filosofo, sino que le agradece al gato que se lo lleve.

En la cocina los neoplatónicos, y especialmente Plotino, desarrollan con gran detalle esta "dialéctica" platónica del alma. Plotino usando no sólo los conceptos elaborados por Platón, sino también los tratados por Aristóteles; se pregunta, pues, en qué forma el alma se halla unida al cuerpo, si siendo instrumento de él, constituyendo una mezcla o siendo forma del cuerpo.

La mujer se niega a ir a ver lo que sucede en la cocina, desea continuar en el diván pero un minuto marcado por un reloj malhumorado porque perdió su segundero le dice que acaba de unírseles Aristóteles, quien habla a veces del alma como un principio general (de vida) y a veces como un principio individual propio de cada uno de los hombres. El alma, declara Aristóteles, es en algún sentido el "principio de la vida animal" en tanto que vida que se mueve a sí misma espontáneamente.

El gato corre hasta el jardín en donde esta San Agustín, sentado en una de las sillas de metal, dado que rechaza enérgicamente toda concepción del alma como entidad material y subraya el carácter "pensante" del alma, llega Santo Tomás haciendo un esfuerzo constante para tender un puente entre la idea del alma como subjetividad e intimidad y la idea del alma como entelequia; el filosofo acentuó la noción de la unidad substancial del hombre, la cual no podía afirmarse sin tenerse en cuenta que el alma es una forma unificante.

En la sala el reloj ríe porque ha encontrado su segundero y ahora regala segundos sin nostalgia, la araña trata de averiguar si ella podría tener alma, pero es interrumpida por Heinz Heimsoeth quien ha puesto de relieve el estrecho enlace que hay en este y otros muchos respectos entre el agustinismo y el idealismo moderno, y entre este último y la llamada "decadencia de la escolástica". Ha indicado, además, que en el pensamiento moderno se reanuda el hilo de la meditación agustiniana.

El libro rosado trata de subir de nuevo al diván anaranjado, pero además de que la mujer no se lo permite llega Hume, y al someter a análisis la noción del yo, parece pensar más bien en el alma en tanto que "substancia psíquica", también aparece Kant quien distinguió entre el yo como fenómeno y el yo como noúmeno. El primero parece designar lo psíquico en general; el segundo, el alma.

El libro rosado logra subirse al diván anaranjado y dice que el vocablo 'alma' ha sido usado de nuevo por varios autores contemporáneos, y por tanto entran Jaspers, Scheler, Ortega y Gasset, F. Noltenius, etc.) En un sentido algo distinto de cualquiera de los tradicionales. Tales autores han distinguido entre la vida, el alma y el espíritu, y especialmente entre el alma y el espíritu. Mientras el alma es concebida como la "sede" de los actos emotivos, de los afectos, sentimientos, etc., el espíritu es definido como la "sede" de ciertos actos "racionales" (actos por medio de los cuales se formulan juicios objetivos o pretendidamente objetivos). El alma es, según ello, subjetividad, en tanto que el espíritu es objetividad. El alma es inmanencia, mientras que el espíritu es trascendencia. En ciertos casos se han adscrito al concepto de espíritu ciertos caracteres que corresponden a algunas de las propiedades tradicionalmente pertenecientes a la noción de alma. Ello ha sucedido especialmente cuando el concepto de espíritu ha sido explicado en tal forma que ha dado origen a tesis similares a las del entendimiento activo y a la unidad del entendimiento o intelecto.

El libro rosado antes de ser bajado del diván agrega que algunos autores han propuesto una especie de jerarquía ontológica Vida-Alma-Espíritu, considerando el último como "superior", aunque posiblemente originado en los otros términos.

La mujer por fin logra despedir a todos, y gozar de un poco de paz, se instala en el diván anaranjado y piensa que su alma requiere más soledad y silencio que de costumbre, por lo que se sumerge entre las letras que siempre le dan consuelo…

2 comentarios:

  1. El alma sede de los actos emotivos, de los afectos y los sentimientos, está intranquila y extraña demasiado las horas viciosas, mira la burbuja de soledad y silencio... el fuego no se apaga.

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  2. "El cuerpo puede ser concebido entonces como una especie de cárcel, o sepulcro, del alma"

    ¡Qué curioso! Hace unos minutos me encontraba pensando en el alma, precisamente luego de tener ya un mes con el cuerpo renegándome por todo.

    Ojalá el alma no sea tan latosa, y pueda algún día irse al plano de las ideas.

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