jueves, 10 de febrero de 2011

Intuiciones Divagantes



De: Laura Martínez Domínguez.

La mujer barajeaba un mazo de cartas y el personaje de las partículas elementales le afirmaba que tiene la intuición de ganar la siguiente mano, la mujer lo vio con el escepticismo acostumbrado, y la intuición falló.

Recostada sobre el diván anaranjado la mujer recuerda la escena y piensa en lo que podría significar la intuición, el gato salta al diván, al parecer la ha perdonado pero la mujer intuye que tardará mucho tiempo en olvidar el incidente de las bergamotas… el gato la ignora y se dispone a dormir, sin embargo, advierte que Aristóteles y Platón entran discutiendo sobre la intuición, ambos admitiendo tanto el pensar intuitivo como el discursivo, pero mientras Platón se inclina a destacar el valor superior del primero y a considerar el segundo como un auxilio para alcanzarlo, Aristóteles procura siempre establecer un equilibrio entre ambos.

El gato salta del diván y decide postergar la siesta para más tarde... nunca había tenido la oportunidad de jugar con ellos dos al mismo tiempo… el reloj al oír semejante palabra marca una hora pegajosa que la araña considera como la peor de las marcadas.

La mujer se ríe de los dramas y regresa a la intuición, Descartes, le dice que la intuición es un acto único o simple, simplex, a diferencia del discurso, que consiste en una serie o sucesión de actos…la mujer observa como toma asiento en su diván, intuye que querrá tomar algo… en esta ocasión la intuición acierta de tal manera que también se les une Leibniz quien afirma que la intuición es, el modo de acceso a las verdades de razón o, para una mente infinita, a las propias verdades de hecho en tanto que tienen su fundamento en aquéllas y pueden ser abarcadas por medio de una sola mirada intelectual.

La araña se pregunta cuál será la mirada intelectual, se pregunta si ella posee una mirada así, el reloj a modo de burla logra que el siguiente minuto haga de la hora algo viscoso… la araña no sabe si protestar, la intuición le dice que de igual manera no servirá de nada… y mientras intuye eso, aparece Spinoza, quien dice que la intuición es aquel conocimiento de "tercer grado" que, superando no sólo el saber sensible, sino también el saber racional, alcanza a poner el alma en presencia de lo real sub specie aeternitatis y engendra, de consiguiente, no sólo la más alta especie de saber, sino asimismo la felicidad y la libertad.

La araña se entusiasma con su idea, pero a la vez la desconcierta, al parecer necesita superar algo relacionado con el conocimiento, para que su intuición de poder hacer algo y salir de ese reloj de horas viscosas, sea acertada… el reloj le escurre el siguiente minuto… la araña sigue pensando.

Llega Kant y trata de darle una pista diciendo que el término 'intuición' se utiliza en varios sentidos: intuición intelectual, intuición empírica, intuición pura… la araña sabe que Kant no es el más adecuado para disipar dudas, siempre terminas con más de las que pensabas que podían existir.

El reloj hace el siguiente minuto ligeramente menos viscoso, y Schelling supone que la intuición es una cierta "facultad" por la cual no solamente se contemplan, sino que se producen ciertos actos… como salir acertadamente de un reloj o ganar una partida de póker.

La mujer le da opciones al gato sobre el llenado de tazón de este día; por un lado hay sobres de direcciones empiristas y realistas, que reducen, la intuición a una simple captación del objeto sin ninguna producción, ni siquiera intelectual o inteligible y por otro lado diversas formas de relacionismo, que mantienen que la intuición es, a lo sumo, un medio o instrumento de conocimiento que se utiliza, cuando es sensible, en toda aprehensión de una simplicidad; cuando es relacional, en toda directa captación de las formas dentro de las cuales se dan los objetos; y cuando es inteligible, al final de un proceso infinito de conocimiento… el gato pregunta porque no puede ser una combinación de ambas, eso o podría ser flexible y ofrecerle una bergamota… la mujer opta por la primera opción del gato, las bergamotas nunca serán adecuadas para él.

El gato se regodea de haber logrado el capricho diario, pero su acto se ve interrumpido por la llegada de Bergson diciendo que la intuición es aquel modo de conocimiento que, en oposición al pensamiento, capta la realidad verdadera, la interioridad, la duración, la continuidad, lo que se mueve y se hace; mientras el pensamiento roza lo externo, convierte lo continuo en fragmentos separados, analiza y descompone, la intuición se dirige al devenir, se instala en el corazón de lo real… Bergson intuye la persecución constante de un gato con migajas relacionistas, empiristas y realistas en los bigotes.

La mujer se pregunta si los habitantes de su diván habrán terminado con su taza de café para mostrarles amablemente la puerta… al parecer sí, porque ninguno de los dos está sobre su diván, el gato le advierte que aun no olvida las bergamotas, la araña aun no supera ese conocimiento intuitivo, por lo que permanece en el reloj, el cual como ha decidido dejar la viscosidad, ahora las horas son tan ligeras que te dan la impresión de que no existen.

La mujer regresa a su diván, una mafia apadrinada la aguarda y espera que el personaje de las partículas elementales admita que a veces su intuición es sumamente jocosa.

2 comentarios:

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  2. Si el pensamiento y la intuición son opuestos uno al otro, parecería que se habla de una confrontación pacífica, pero es sumamente despiadada porque supone nuestra verdadera percepción de la realidad, si la intuición capta el todo y el pensamiento capta las partes del todo ¿mediante cual entender mejor la realidad?
    ¿Buscamos entender la esencia o conocer la forma? por la intuición captaríamos lo que ES y mediante el pensamiento entenderíamos lo que ESTÁ.

    Levi Strauss dice que "no significa que debamos renunciar a introducir un orden", pero no un orden racional y clásico heredado del griego antiguo, no un orden lógico-matemático sino un orden humano.
    pero ¿que es lo humano? que nos hace humanos?
    "La razón", dirían los positivistas volviendo al mismo punto de partida...
    ¿Podría la razón pura deshumanizarnos al grado de hacernos sentir máquinas o piezas de una gran máquina.
    "Sentir" dirían los Romanticos, ¿pero como sentir sin intuír lo que la vida y la realidad es?

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