lunes, 7 de marzo de 2011

Divagaciones Imaginarias




De: Laura Martínez Domínguez.

La mujer y el gato se encuentran recostados en el diván, el gato pensando que su tazón debería ser llenado y la mujer lee que un fin de semana más, ha muerto.

La araña grita al percatarse de que tiene a varios autores modernos sentados junto a ella en el número 8, los autores le dicen que el infinito los sedujo, además de que han reconocido que la imaginación es una facultad distinta de la representación y de la memoria. La araña no tiene tiempo de decirles que abandonen el número 8, el reloj al marcar el minuto perdido de una hora incierta los obliga a hacerlo.

La mujer los escucha, piensa en la imaginación, en la memoria en lo fácil que en ocasiones resulta mezclarlas; abandona el diván, se sienta junto a la ventana e magina que se encuentra rodeada de pinos, que entra en un castillo medieval, que toma grandes tarros de cerveza… Francis Bacón la interrumpe y le dice que la imaginación es la facultad que se halla en la base de la poesía… la mujer lo mira y trata de decirle algo, sin embargo, llega Descartes con café en mano, y le dice que la imaginación produce imágenes consientes; es en rigor, una representación… los autores modernos volviendo al número 8 protestan.

El gato salta del diván y descubre que trae enredado Hume en la cola, la mujer lo desenreda y Hume le indica que todas las ideas simples pueden ser separadas mediante la imaginación y pueden ser de nuevo unidas en la forma que le plazca.

El reloj ha dejado los minutos perdidos, sabe que de un momento a otro Kant tocará a la puerta y es mejor marcar minutos exactos, Kant suele atusarlo… un minuto exacto… Kant entra y estima que la imaginación hace posible unificar la diversidad de lo dado en la intuición… la mujer siempre requiere más de un minuto para logar saber qué es lo que dice Kant.

De pronto el escarabajo instalado en la mesa instalada a un lado del diván es casi aplastado por el entusiasmo de algunos de los filósofos post-kantianos dado que dieron rienda suelta a la imaginación, el escarabajo observa a Fichte quien estimó al no-yo por medio de la actividad imaginativa… el gato había olvidado al escarabajo, sin embargo es una lástima que no sea comestible.

La mujer llama al gato, sabe que el escarabajo corre bastante riesgo, por lo que le sirve en su tazón filósofos idealistas, mezclados con filósofos de tendencia empirista. El gato pregunta por la combinación y la mujer al leerle la caja le dice que los primeros subrayan la espontaneidad del yo, que tienden a dar mayor importancia a la imaginación; en tanto los segundos se ocuparon más bien de los aspectos psicológicos de la imaginación, el gato se maravilla de la textura que se logra cuando se combinan, migajas imaginarias aparecen sobre sus bigotes.

La mujer regresa al diván y encuentra a Sartre sentado en él, le dice que la imagen que representa la imaginación es un acto sintético que une un saber de imagen a elementos más propiamente representativos… la mujer se instala en el diván dispuesta a entender a Sartre, sin embargo, ve como este liga el mundo de la imaginación al mundo del pensamiento, y además considera que la imaginación está más relacionada con la acción.

La mujer deja a Sartre y por tanto al diván, decide regresar a la ventana, en tanto el reloj marca un minuto que a la araña se le antoja imaginario, porque no ha hecho que los autores modernos abandonen el infinito que proporciona el ocho, el gato regresa luciendo migajas imaginarias colgando de sus bigotes, en tanto el escarabajo ha volado antes del atardecer instalándose en el dintel de la ventana.

La mujer los observa… vuelve a imaginar.

2 comentarios:

  1. IMAGINACIONES EN MEMORIA.

    INGREDIENTES:
    1 imaginación, con todo y plumas.
    12 imágenes conscientes
    2 1/2 kilos de memoria
    1/2 kilo de elementos representativos
    1/4 kilo de espontaneidad
    1/4 kilo de aspectos psicológicos
    Pensamientos al gusto

    MANERA DE HACERSE:
    Para ablandar la imaginación se debe remojar con mucho tiempo de anticipación, ya para la preparación hay que macerar con todos los pensamientos que se deseen y que encuentren a la mano, los libros contienen una masita muy propicia para que los pensamientos leven, pero una vida consciente y auténtica los proporciona a granel.

    Uno imagina tantas cosas para cocinar la vida...

    Pero si la imaginación está relacionada con la acción, entonces mezclamos los pensamientos mientras cocemos con tequesquite las acciones imaginando que podríamos cambiar, si no la realidad, por lo menos nuestra realidad.

    Se baten los ingredientes con espontaneidad pero no hay que olvidar que sólo es posible preparar lo que cabe en nuestra olla, así que hay que escoger el tamaño más adecuado al volumen del platillo.
    Se fermenta 1 kilo de memoria para producir recuerdos memorables, y se colocan a un fuego muy bajo para lograr un cocimento lento, pero no hay que olvidar quitarle la cáscara.

    Si se quiere modificar las recetas previas, hay que vertir la imaginación en el restante 1 1/2 kg de memoria, pero es muy posible que la mezcla se corte, esto modifica lo que hemos comido, esto es deseable en casos de evasión por comidas que han causado indigestión en algún pasado tormentoso.

    Pero si la memoria es vertida en la imaginación, nos proyectamos hacia el futuro, en recetas inimaginables.

    ¿como proyectar un futuro fantástico sin esos ingredientes que ya son parte de nuestra receta culinaria, esos ingredientes que son el equivalente a los cuerpos de nuestro pasado, o los monumentos que atestiguan la historia de nuestra propia ciudad-psique?
    Esa ciudad-psique que es la cocina donde preparamos lo que hemos de comer, platillos preparados en esa cocina de la imaginación.

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  2. Un hombre es lo que hace con lo que hicieron de él. Sartre

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